Los secretos que esconde la pintura de La Última Cena de Leonardo da Vinci

Artes
/ 28 octubre 2024

Para Leonardo, la pintura era más que una simple representación de un evento bíblico; era una oportunidad para explorar conceptos de espiritualidad, traición y simbolismo.

Desde su creación a finales del siglo XV, La Última Cena de Leonardo da Vinci ha capturado la fascinación de historiadores, críticos de arte y el público en general. La obra maestra de Da Vinci, realizada entre 1495 y 1498, no solo representa un momento crítico en la vida de Jesús y sus discípulos, sino que también contiene detalles y simbolismos que han desatado teorías e interpretaciones a lo largo de los siglos. A continuación, exploramos algunos de los secretos y teorías más intrigantes detrás de esta icónica pintura.

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1. La Composición y Simbología de los Grupos: La obra muestra a Jesús en el centro de una larga mesa, rodeado de sus doce discípulos, quienes se agrupan en cuatro conjuntos de tres, creando una dinámica visual equilibrada. Cada grupo de discípulos tiene reacciones únicas ante la noticia de que uno de ellos traicionará a Jesús, lo que refleja las emociones humanas de sorpresa, duda e indignación. En el primer grupo a la izquierda están Bartolomeo, Santiago el Menor y Andrés; a la izquierda de Jesús encontramos a Judas Iscariote, Pedro y Juan; mientras que al otro lado de Jesús se agrupan Tomás, Santiago el Mayor y Felipe. En el extremo derecho se ubican Mateo, Judas Tadeo y Simón el Zelote.

Leonardo no dejó nada al azar: cada figura y expresión tiene un propósito simbólico y emocional. La figura de Jesús, calmada y central, se convierte en el punto de anclaje de la composición, mientras que los discípulos representan la reacción humana ante el conflicto y la traición.

$!Cada grupo de discípulos tiene reacciones únicas ante la noticia de que uno de ellos traicionará a Jesús, lo que refleja las emociones humanas de sorpresa, duda e indignación.

2. La Teoría de María Magdalena y el Santo Grial: Una de las teorías más populares y controvertidas que rodea a La Última Cena es que la figura a la derecha de Jesús no es Juan el Apóstol, sino María Magdalena. Esta hipótesis sostiene que la figura de Juan, con su rostro delicado y semblante femenino, podría haber sido una representación oculta de María Magdalena. Según los defensores de esta teoría, la “V” que forman las figuras de Jesús y Juan/Magdalena simboliza el cáliz del Santo Grial, aludiendo a la unión divina entre ambos personajes y sugiriendo que el Santo Grial no es un objeto físico, sino una línea de descendencia de Jesús y María Magdalena. Aunque esta teoría ha sido ampliamente difundida en la cultura popular, muchos historiadores del arte la consideran una interpretación especulativa.

3. Las Imágenes Ocultas de un Templario y la Virgen María: En 2007, el informático italiano Slavisa Pesci afirmó haber encontrado otras figuras ocultas en la pintura, utilizando técnicas de superposición digital. Pesci argumentó que, al superponer una versión traslúcida del cuadro sobre sí misma, aparecían siluetas adicionales, como la de un caballero templario a la derecha y una imagen de la Virgen María en el centro. Esta teoría, aunque atractiva, ha sido ampliamente rechazada por críticos y expertos en arte, quienes la consideran una interpretación demasiado libre. Vittorio Sgarbi, un notable crítico de arte italiano, calificó el descubrimiento de Pesci como una “invención pura”.

4. El Simbolismo de las Piedras Preciosas en la Vestimenta: Otro aspecto menos conocido de La Última Cena es el simbolismo de las piedras preciosas en la vestimenta de algunos de los personajes. Según la historiadora Elisabetta Sangalli, Leonardo habría incorporado gemas específicas en los ropajes de Jesús y algunos apóstoles, cada una con un significado particular. La esmeralda en el broche de Jesús, por ejemplo, simbolizaría la paz y el renacimiento, asociada a la tribu de Leví, única con acceso al sacerdocio. En el caso de San Juan, se observa un “yahalom” o diamante, el cual representa la espiritualidad pura del apóstol, mientras que en San Andrés, un zafiro azul hace referencia a la Ciudad Celestial del Apocalipsis.

Esta interpretación subraya la habilidad de Leonardo para entrelazar elementos simbólicos, bíblicos y culturales en su arte, añadiendo una capa de significado que, según Sangalli, refleja su familiaridad con tradiciones hebraicas y egipcias. Aunque el deterioro del fresco ha dificultado el análisis exacto de las gemas, esta interpretación refuerza la idea de que Leonardo integraba simbolismos profundos en cada detalle.

$!Contiene detalles y simbolismos que han desatado teorías e interpretaciones a lo largo de los siglos.

5. El Aumento de las Porciones de Comida: Curiosamente, La Última Cena también ha sido objeto de un análisis sobre el tamaño de las porciones de comida. Un estudio realizado por la Universidad de Cornell en 2010, comparó las representaciones de La Última Cena a lo largo de la historia, revelando que el tamaño de los platos, el pan y la comida en general ha aumentado significativamente en las pinturas posteriores. Los resultados mostraron que las porciones de comida han crecido en un 69%, los platos en un 66%, y el pan en un 23% en el último milenio. Este incremento podría reflejar cambios en la abundancia y accesibilidad de los alimentos a lo largo del tiempo, lo que evidencia cómo las interpretaciones de una escena bíblica pueden evolucionar junto con la sociedad.

6. El Encargo del Convento de los Dominicos y el Número de Apóstoles: La Última Cena fue encargada por el prior Vincenzo Bandello del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán. Según la historiadora Sangalli, el prior probablemente influyó en el simbolismo del fresco, ya que él mismo había estudiado el Apocalipsis de San Juan. Esto puede explicar por qué Leonardo pintó solo ocho piedras preciosas en lugar de las doce que se mencionan en el Antiguo Testamento, limitando la representación a siete apóstoles simbólicamente, un número recurrente en la Biblia.

Conclusión

La Última Cena de Leonardo da Vinci sigue siendo un enigma que fascina y provoca a quienes buscan comprender sus profundos significados. Las teorías sobre figuras ocultas, simbolismo en las piedras preciosas y el análisis cultural de los alimentos revelan la complejidad de esta obra, donde cada detalle podría esconder una historia en sí misma. Para Leonardo, la pintura era más que una simple representación de un evento bíblico; era una oportunidad para explorar conceptos de espiritualidad, traición y simbolismo.

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