Ojo de Agua, el nuevo Barrio Mágico de Saltillo, entre la gentrificación y la preservación

La denominación que le otorgó a este barrio la Secretaría de Turismo Federal asegura más inversión para la zona, pero también puede poner en peligro su esencia y su historia

Artes
/ 2 julio 2024
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Ahí donde brota el agua que nutre a todo el valle, donde el manantial hace visible el líquido que en otras partes es subterráneo, se encuentra el lugar que le da nombre a la ciudad, que hace casi 500 años fue el sitio que otorgó seguridad a los colonos para emplazarse y comenzar a hacer historia.

El barrio del Ojo de Agua acaba de ser nombrado como Barrio Mágico por la Secretaría de Turismo del Gobierno de México, una denominación que, junto con otros 38 sitios a nivel nacional, busca traer apoyos de los órdenes de gobierno para su infraestructura y conservación.

Si bien, a diferencia de la creencia popular, Saltillo no se fundó en este lugar, sí debe mucho al mismo. De acuerdo con el historiador Carlos Recio, aunque el manantial —que hasta el siglo 18 todavía tenía cerca de 80 cm y un salto de una altura de metro y medio— dio la pauta para la fundación del pueblo, la pendiente del lugar dificultaba la construcción.

El barrio es tardío, no hay mucha referencia, precisamente por la inclinación, en los primeros siglos. En un daguerrotipo de 1847 se ven ya algunas viviendas, pero en general lo que había ahí eran poblaciones cuando muy pronto del siglo 18 y del siglo 19 hacia 1840. De hecho la capilla es de 1900 y se terminó hacia 1909. Anteriormente, hacia 1870, había una pequeña capilla que le llamaban ‘La alcantarilla’, donde se resumía el agua del Ojo de Agua”, comentó en entrevista con VANGUARDIA.

“La mayor parte de los habitantes eran gente humilde, pero cuando se termina la capilla, el Santo Cristo es comprado en Italia por un par de señoritas, hermanas, porque también había gente adinerada en la zona”, agregó, “quizá el barrio más emblemático de Saltillo. Curiosamente en el norte solo en Tamaulipas, el Centro Histórico de Ciudad Victoria y el Ojo de Agua fueron declarados Barrios Mágicos. El otro más cercano es el centro de Zacatecas y el resto son del centro y sur del país”.

LA SEGUNDA CUNA DE LOS MATLACHINES

Además de su antigüedad, el Ojo de Agua es también el sitio donde hace unos 40 años comenzó a revivir la tradición de las danzas de matlachines, que los 70 y 80 estaba en decadencia y a punto de la extinción.

“Gracias a un personaje, justamente del Ojo de Agua, Francisco Gámez, conocido como Pancho ‘La Gallina’, fue que se rescató, porque esa danza en los años 70 estaba a punto de desaparecer”, mencionó.

$!Daguerrotipo de 1847 que muestras las primeras casas del barrio.

“Ahora hay muchos grupos pero esos se crearon gracias a la gente que vino de los ejidos. Porque junto con el Ojo de Agua había dos o tres grupos. Una vez platiqué con Pancho ‘La Gallina’ y me decía ‘temo que la danza va a desaparecer’, porque ya era viejo él a principios de los 80 y veía que no había relevo en los jóvenes. Afortunadamente los migrantes de los ejidos salieron al rescate”, añadió.

Recordó que de ese lugar también es el boxeador Otilio “El Zurdo” Galván y el periodista Carlos Gaytán Dávila, quien hace poco publicó el libro “Ollitlas, el manantial donde brotó la vida”, donde reconoce a los personajes que han dado renombre a este barrio.

EL RIESGO DE LA GENTRIFICACIÓN

El historiador, no obstante, considera que aunque esta denominación traerá beneficios, también se corre el riesgo de que el barrio sufra de una gentrificación, que afecte a sus actuales pobladores y desvirtúe su historia y esencia.

El riesgo que hay es de la gentrificación, es decir que gente de recursos de haga de propiedades, que las compre poco a poco baratas y al rato sea un lugar muy inaccesible, como ha pasado en Jerez, Zacatecas o Real de Catorce y en Arteaga está pasando. Cuando se ponen los ojos sobre una población, en este caso un barrio, siempre hay el riesgo de que pierda su esencia”, expresó.

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Hay una posibilidad de que se revalorice y revitalice su gastronomía, sus personajes, sus construcciones, pero también hay que tener cuidado con que no ocurra la gentrificación. Es una fortuna para Saltillo que tenga el barrio esta denominación, pero al mismo tiempo es un compromiso por mantener las raíces vivas de esa parte que correspondía al pueblo español, es el origen del nombre y la causa de su fundación, gracias al agua que llamó al atención de los colonizadores”, concluyó.

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