Murió el escritor Eduardo ‘El Tigre’ Lizalde, referente de la poesía mexicana

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Eduardo Lizalde Farías, hijo del poeta, anunció el deceso del autor de 93 años en su cuenta de Facebook
Las letras mexicanas están de luto. Falleció, a los 93 años, el poeta y ensayista Eduardo Lizalde Chávez, cuya obra es un referente de la literatura nacional. La noticia fue dada a conocer por Eduardo Lizalde Farías, hijo del escritor, en su cuenta de Facebook.
“A todos les comparto una mala noticia. Hoy por la mañana murió mi señor padre, Eduardo Lizalde Chávez. Un poeta magnífico y un pensador esencial. Aún no sé la hora ni el lugar donde se llevarán a cabo los actos luctuosos. Entenderán que no es momento para mí de recibir llamadas. Me queda decir aquí: Qué viva la vida”, escribió Lizalde Farías el miércoles 25 de mayo.
A continuación, se reproduce una entrevista con el autor de “El tigre en la casa” publicada originalmente en VANGUARDIA y que forma parte del libro “La casa abierta. Conversaciones con 30 poetas”, publicado en noviembre de 2021 por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

-Durante más de medio siglo ha publicado libros. Desde la aparición de La mala hora, no han faltado los poemas, los ensayos, la prosa ¿qué significa para usted esta vida dedicada no sólo a las letras, también a la música, al arte?
“Comencé a leer poemas a los ocho años, diez años, y después comencé a escribir algunos, pero con una referencia infantil. Afortunadamente tuve la precaución de quemar las cosas juveniles que eran impublicables.
“Mi obra está hecha de lo que logré hacer después de los treinta años, fue un poco antes. Es una tarea de la que no se sabe cómo va uno a salir, lo saben mis amigos poetas, y pues es siempre una aventura cuya finalidad sólo determinan los lectores. Ya lo he dicho, no existimos los escritores sin los lectores, esa es la única posibilidad.
“He escrito prosa, poesía, ensayo, la cantidad de miles de páginas que nos preceden, no todas afortunadas yo creo, son muchas, pero en eso seguimos mientras no nos dé un cáncer. Buena parte de los amigos de mi generación han desaparecido, algunos menores que yo, lamentablemente.”
-Cuando habla de los lectores y de este impulso por escribir poesía, de dedicarse a ella a pesar de que se publica poco y se lee menos, pienso en uno de sus poemas, incluido en su libro ‘El Tigre en la casa’: “De pronto se quiere escribir versos / que arranquen trozos de piel / al que los lea”.
“Ya sabemos que la poesía es, como decía uno de nuestros colegas, la muñeca fea de la literatura. Los editores no se animan a editar poesía, no es negocio la poesía y lo dice también algún autor alemán de mi generación: la poesía no puede vender temas o estilos. El narrador se ve obligado a repetir formas, personajes, seguir con secuelas que ya han tenido algún éxito.
“La poesía es insobornable y como decía, repito siempre esa frase estupenda del poeta Dylan Thomas, ‘como no da para mantener ni a un pececito, los poetas vivimos siempre de otra cosa.’
“Pero claro está, los poetas viejos, los de mi generación, empezamos a difundir libros y naturalmente no tenemos tan pocos lectores como los que teníamos a principios del siglo veinte. El libro se difunde y algunos poetas viejos podemos vender unos cuantos cientos, y a veces, con algo de suerte, miles de ejemplares.”
-Muchos conocen su nombre precisamente por los poemas de El tigre en la casa, textos breves y que han tenido un fuerte impacto entre los lectores, pero el caso de Algaida es distinto, en el sentido de que es un poema de largo aliento....
“’El tigre en la casa’ se publicó en los años setenta, hay quien dice que marcó a una generación, lo cierto es que es mi libro más leído, fue el que me dio celebridad. Es un libro sobre la violencia, la decepción amorosa, el desencanto social, que atrae mucho a los jóvenes.
“Por otra parte, desde siempre ha sentido la tentación de escribir demasiados versos a lo largo de la vida. Aunque ‘Algaida’ es el poema menos extenso de los escritos que tengo de este tipo. El primero, que se publicó hace más de cuarenta años y que fue escrito hace cincuenta, se titula ‘Cada cosa es Babel’, tiene más de mil versos y lo considero mi primer libro importante, aunque en su momento no tuvo una gran recepción. Después vino ‘Tercera Tenochtitlán’, un poema larguísimo sobre la ciudad, que también tiene más de mil versos.”

-Territorio magnánimo, jardín de formas, de vida... La naturaleza que explota en verdor, pero también en podredumbre, son parte de las múltiples imágenes que aparecen en este libro ¿qué significa “Algaida”?
“Sobre ‘Algaida’ han compartido sus opiniones los críticos inteligentes y poetas como Evodio Escalante, Christopher Domínguez Michael y Luis Vicente de Aguinaga, pero quiero decir que este poema no es exactamente una rememoración de la experiencia juvenil, como han opinado algunos.
“Debo aclarar dos cosas, ‘Algaida’ es en efecto lo que dice María Moliner en su diccionario, un bosquecillo aislado o no, pero este no es el sentido del libro, no se refiere a un jardín. Algaida se refiere al otro sentido de la palabra árabe, médanos, montículos de arena que el viento disuelve, como se disuelven nuestras vidas, y que las recompone idénticas en otro punto.
“Pero también es, en realidad, un canto a la monstruosa realidad de la naturaleza que nos circunda, idea que obligatoriamente vivimos todos los poetas. Es una celebración de la naturaleza, y también se desfloran los infiernos de la miseria, de la pobreza, de la infancia. A eso se refiere el epígrafe de Dante (situado al inicio de la obra) al salir con Virgilio del infierno, que dice: ‘logramos por fin salir del infierno y ver nuevamente las estrellas’.”
-Y es en la puerta de entrada del infierno donde Dante y Virgilio leen que al atravesar ese pasaje llegarán a la ciudad del llanto, al dolor eterno, al lugar donde sufre la raza condenada.
“El infierno es ese mundo paupérrimo y también el paso del tiempo que nos hace ver esas colonias en las que vivimos de niños, por las que hemos paseado ya viejos y que encontramos destruidas. Finalmente estamos afuera, salimos de ellas, y podemos encontrar las maravillas de la naturaleza.”
-Además de esta visión del mundo natural, hay múltiples alusiones a las obras de autores que sin duda nos han legado una herencia literaria, ya mencionó a Dante, pero también están Ovidio, Rimbaud, José Gorostiza...
“Hay referencias a todo lo que hemos leído, vivido, buscado y algunas veces a lo que ni siquiera hemos leído. Es una rememoración de todos los grandes poetas que hemos leído y también una reflexión sobre la propia existencia, y el propio trabajo poético”.
-Presentar un libro es una celebración, pero después del festejo llega el tiempo de volver a escribir rabiosamente, “destrozándose el alma contra el escritorio”, como dice este poema suyo que cité antes...
“Creo que todavía no estoy en el término de mi vida, pero sé que me encuentro en los años finales. No son los ochenta, años juveniles, pero pienso por supuesto, sí lo logro, seguir escribiendo”.