La última víctima de feminicidio en Coahuila tenía 17 años, se llamaba Jimena y quería cambiar a los jóvenes. Su asesinato conmovió a Sabinas y al Estado, por la saña con la que fue cometido. En una emotiva marcha en la que su familia y amigos la recordaron como una chica noble, confiada y con sueños, retumbó una pregunta: ¿y si mañana soy yo?