¿Sabias que fumar altera el sistema inmunitario hasta después de haberlo dejado?
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De acuerdo a un nuevo estudio, fumar altera el sistema inmunitario hasta después de haberlo dejado, con lo que no solo aumenta la predisposición a desarrollar enfermedades, sino que además agrava cualquier padecimiento común
SUECIA- De acuerdo con la investigación que fue publicado en la revista Nature titulada “Smoking’s lasting effect on the immune system” busca dar una respuesta a la pregunta sobre qué factores ambientales externos perturban nuestras defensas.
Para conseguir responder a esta pregunta, un equipo internacional de investigadores, afiliados a instituciones de Francia, Suecia y Estados Unidos, llevaron a cabo un análisis sobre el impacto de 136 factores ambientales en el sistema inmune de 1,000 personas voluntarias de entre 20 y 70 años, en buen estado de salud y nacidas a lo largo de cinco décadas distintas.
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Se analizaron las muestras de sangre expuestas a esos 136 patógenos de 200 personas por cada década, de estas la mitad eran mujeres y la mitad hombres.
Los científicos decidieron concentrarse concretamente en la cantidad de citocinas, que es un grupo de proteínas cruciales para controlar la actividad de las células del sistema inmunitario, que segregaban las personas participantes en la investigación para defenderse de los esos patógenos y ordenar la respuesta inmunológica para combatirlos.
La conclusión fue precisa, de todos los factores ambientales que fueron estudiados, el tabaquismo fue el que más contribuyó en la respuesta inmunitaria.
Una de las autoras de este nuevo estudio, Violaine Saint-André, investigadora del Instituto Pasteur de París, precisó en una rueda de prensa que fue organizada por Nature que fumar altera las defensas del cuerpo de dos formas.
Afecta la inmunidad “innata o natural”, que es la capacidad congénita de nuestro cuerpo para destruir cualquier tipo de microorganismo que es potencialmente dañino, y modifica además la que se conoce como inmunidad “adaptativa”, que es mediada por los linfocitos, que produce anticuerpos específicos para poder hacer frente a cada amenaza.
NUESTRO CUERPO GUARDA UNA MEMORIA DE HABER FUMADO
Los investigadores hallaron que si bien, mientras la alteración de la inmunidad innata es “transitoria”, misma que se va perdiendo después de que la persona dejar de fumar, los daños en la inmunidad adaptativa persisten y la cantidad de citocinas liberadas en una infección o cualquier otro problema de salud continúa modificada hasta después de 10 o 15 años de que una persona haya decidido abandonar el tabaco.
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Así también, los científicos observaron que existe una correlación entre los años que una persona ha estado fumado, así como la cantidad de cigarrillos fumados, con la subsistencia del daño en la inmunidad adaptativa.
Tomando en cuenta factores ya son conocidos tales como la edad, el sexo, la genética, el índice de masa corporal o la infección por citomegalovirus, que es un tipo de herpes, “ahora demostramos que el tabaquismo es otro gran modificador del sistema inmune”, explicó Saint-André.
En este sentido, África González-Fernández, catedrática de Inmunología de la Universidad española de Vigo, en una reacción recogida por la plataforma Science Media Centre (SMC), detalla que “si una persona deja de fumar recupera bien la parte de la inmunidad innata, pero no así de la inmunidad adaptativa. Esto indica que el sistema inmunitario posee memoria de haber fumado de forma persistente, lo que tiene una importante implicación para las personas fumadoras”.
En opinión de Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) en otra reacción del SMC, esta nueva investigación “ayuda a explicar posibles alteraciones en la respuesta inmunitaria que vemos frecuentemente en los fumadores que llegan al entorno de los 60 años con sospecha de inmunodeficiencia secundaria en el contexto de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y donde se ve una baja concentración de anticuerpos”.
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS A LARGO PLAZO?
Darragh Duffy, otro de los autores de este estudio y que también esta afiliado al Pasteur, señala que las alteraciones provocadas por fumar en las defensas pueden presentarse a largo plazo con alto riesgo de contraer enfermedades autoinmunes, alergias o cáncer.
”Nuestras conclusiones implican en el corto plazo, que una persona que fume sufrirá un empeoramiento de cualquier enfermedad que implique inflamación respecto a una que no fume ni haya fumado, los síntomas serán más persistentes y habrá más posibilidad de complicaciones y cronificación de la dolencia”, explicó Duffy.
Por último, los autores del estudio reconocen que un aspecto limitante del trabajo se debe a la falta de diversidad genética de los individuos que fueron estudiados, sí como al hecho de todos los análisis se han llevaron a cabo con células de sangre periférica, y que no existan datos sobre cómo la exposición del tabaco también afecta a nivel respiratorio, como puede ser la mucosa y líquido broncoalveolar.
Además de los hallazgos obteninidos en esta investigación en sí, estos resultados “ayudarán a comprender mejor los factores que subyacen al riesgo de contraer infecciones y otras enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario, como el cáncer”, precisaron los científicos.
Los investigadores concluyen que “nunca es buen momento de empezar a fumar y el momento de parar es ahora”.
Con información de la Agencia EFE.