¡Cuidado! Estas sustancias químicas del hogar te pueden dañar el cerebro
Este descubrimiento plantea nuevas preocupaciones sobre la salud cerebral y sugiere la necesidad de tomar medidas preventivas
Un reciente estudio realizado por científicos de la Universidad de Case Western Reserve, en colaboración con la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA), ha revelado una alarmante asociación entre el contacto con ciertos compuestos químicos comunes en productos del hogar y el daño a células cerebrales específicas. Este descubrimiento plantea nuevas preocupaciones sobre la salud cerebral y sugiere la necesidad de tomar medidas preventivas.
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Los problemas neurológicos afectan a millones de personas en todo el mundo, y aunque la genética juega un papel importante, factores ambientales desconocidos también contribuyen significativamente a estas enfermedades. En este contexto, los investigadores se centraron en el estudio de más de 1,800 sustancias químicas presentes en la vida cotidiana, identificando dos en particular: los retardantes de llama organofosforados y los compuestos de amonio cuaternario.
¿Cuáles son los químicos que pueden dañar el cerebro y en dónde se encuentran?
Los retardantes de llama organofosforados se encuentran en una variedad de productos, desde plásticos hasta muebles, mientras que los compuestos de amonio cuaternario se utilizan en productos de cuidado personal y desinfectantes, que han visto un aumento en su uso durante la pandemia de COVID-19. Estas sustancias químicas han demostrado tener un impacto adverso en los oligodendrocitos, células especializadas del cerebro que desempeñan un papel crucial en la protección de las células nerviosas.
Los experimentos con organoides y estudios en cerebros en desarrollo de ratones han demostrado que estos compuestos químicos pueden provocar la muerte de los oligodendrocitos o interferir en su maduración. Los investigadores también han vinculado la exposición a estas sustancias con problemas neurológicos en niños, destacando la importancia de comprender mejor la exposición humana a estos productos químicos y sus consecuencias.
Finalmente, este estudio subraya la necesidad de una mayor investigación sobre la relación entre la exposición a estos compuestos químicos y el daño cerebral. Además, insta a la adopción de medidas regulatorias y cambios en el comportamiento para minimizar la exposición a estas sustancias y proteger la salud cerebral. En última instancia, el conocimiento generado por esta investigación puede informar decisiones más fundamentadas para salvaguardar la salud humana en el hogar y en otros entornos.