Conozca la novelesca y azarosa vida de la ilustre saltillense familia Negrete Valdés

La ciudad fue para un comerciante llegado de la Cantabria la tierra promisoria, aquí consolidó su carrera empresarial y fundó una familia

Coahuila
/ 17 agosto 2024
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La familia Negrete Valdés es un linaje cuyo nombre evoca tanto la grandeza como la tragedia, un mosaico de aventuras y desafíos que, al entrelazarse, han forjado una historia digna de ser contada en las páginas de una novela.

El patriarca, don José Negrete Martínez, nació el 28 septiembre 1829 en una casa humilde en el Valle de Guriezo, un pequeño pueblo rodeado de verdes montañas en el corazón de Cantabria, donde las montañas susurran secretos antiguos al viento y el río Agüera serpentea con calma.

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$!María Negrete Valdés cuando tenía ocho años.

Allá los prados salpicados de flores silvestres se mecen al ritmo del tiempo, mientras las torres medievales se alzan como centinelas de historias pasadas. En sus bosques el silencio es profundo, roto solo por el canto de las aves.

En ese lugar la naturaleza y la historia se entrelazan, creando un refugio de paz y belleza eterna, donde el alma encuentra su eco en cada rincón.

Desde muy joven, lleno de sueños y grandeza, abandonó su hogar en busca de hacer las Américas, se hizo a la mar llevando consigo poco más que una voluntad férrea y un espíritu indomable. Sus pasos lo llevaron por caminos inciertos, donde el azar y el destino jugaron a su favor y en su contra y llegó a la Ciudad de México, donde desarrolló ciertas habilidades al lado de un tío.

VENTAJAS DEL NUEVO HOGAR

En Saltillo, durante la mitad del siglo XIX, existieron ciertos factores que atrajeron a extranjeros a invertir y establecerse en la ciudad.

La región se convirtió en un punto de interés para empresarios y comerciantes y los llegados de todas partes hicieron del valle de Saltillo un lugar atractivo donde encontraron oportunidades económicas favorables y un ambiente estable para desarrollar negocios.

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$!María Negrete Valdés, la codiciada soltera, en sus años de adolescencia.

Otra ventaja de Saltillo fue su posición estratégica, punto de paso entre el norte y sur de México. Su cercanía a importantes rutas comerciales que conectaban con Texas y otros estados de la frontera norte hicieron de la ciudad un lugar ideal para el comercio y la distribución de mercancías.

Estaba por terminar la década de los años 60 del siglo pasado, cuando José Negrete llegó a Saltillo. Al detectar la falta de bancos en aquella época, con el poco capital que había ahorrado, empezó a prestar dinero con intereses razonables.

En el año de 1870 adquirió de la señora Beatriz Pérez de Yarto el local A de los Portales de la Independencia, ubicado en la esquina de las calles de Ocampo y Zaragoza. El desembolso por el inmueble fue de mil pesos, en este punto comercial estratégico, estableció un almacén de ropa y abarrotes que pronto se convertiría en una de las tiendas más populares de la ciudad.

FUE TODO UN ÉXITO COMERCIAL

La astucia y disciplina de Negrete no tardaron en dar frutos, en poco tiempo acumuló una considerable fortuna, convirtiéndose en una de las personas más ricas de la ciudad.

En 1875 José Negrete, de 46 años, tenía varios negocios que marchaban viento en popa y pensó que era tiempo de casarse y formar una familia. Seguro se pudo dar el lujo de escoger a una esposa, y eligió a Josefa Valdés Rodríguez de 16 años, una mujer de singular belleza e inteligencia, heredera de una familia aristocrática venida a menos, en una época en la que las mujeres se casaban muy jóvenes.

$!María Negrete Valdés a los 20 años, poco antes de casarse.

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Don Miguel Valdés y doña Anastasia Rodríguez, padres de Josefa, dieron su consentimiento para que pudiera contraer nupcias con José. No es difícil entender esa unión con la marcada diferencia de edad, tal vez los unió una pasión arrebatadora, el anhelo compartido de trascendencia o la practicidad de un arreglo convenido. José y Josefa se casaron el 30 de mayo de ese año y así sus apellidos y destinos quedaron sellados en una sola estirpe que duraría poco tiempo.

RIQUEZA Y MÁS RIQUEZA

La familia Negrete se convirtió en una familia influyente dentro de la sociedad saltillense, pero no estuvo ausente de blancos de envidias. José Negrete no cesó en su firme afán de incrementar su fortuna, las ganancias de negocios audaces los llevaron a adquirir diversas fincas urbanas que llegaron a sumar más de una decena.

Adquirió la hacienda del Jaral, en la antigua Villa de Patos, hoy General Cepeda; en 1875 adquirió la sede del Hotel Filopolita, la vieja casona que habitó unos años antes el presidente Benito Juárez, hoy Recinto de Juárez.

Ubicada a las afueras de la ciudad, en la calle de Bolívar, José y Josefa compraron una enorme casa de campo, la cual llamaron la Casa Blanca, lugar destinado para el descanso y pasar los tranquilos fines de semana. Por la paz que se respiraba en su gran huerta, a menudo amigos y parientes se daban cita en el solariego lugar.

$!Josefa Valdés Rodríguez, esposa de José Negrete y madre de María Negrete, a los 21 y 31 años.

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De manera frecuente hacían compañía a doña Josefa Valdés de Negrete sus hermanas Anastasia, Eleuteria, madre de la famosa pintora y poeta María Narro, esposa del célebre José García Rodríguez; y las mellizas Leonor y Margarita y su hija María de la Luz, religiosa del Verbo Encarnado; además de la amiga más cercana de Josefa, Engracia Rodríguez.

Y NACE LA HEREDERA DEL EMPORIO

En 1879 nació la única hija del matrimonio Negrete Valdés, la llamaron María. La niñez de la pequeña estuvo rodeada de lujos y con el fuerte manto sobreprotector del padre.

María Negrete hizo sus primeros estudios en el colegio La Purísima. De tierna mirada, recatada de carácter y algo enfermiza, llegó a ser considerada una de las mujeres más hermosas de la época.

María llamaba la atención de jóvenes de todas partes y de los selectos círculos sociales donde se presentaba, muchos hicieron vanos intentos por cortejarla, otros más quisieron pretenderla, pero su padre tenía otros planes para el futuro de María.

Don José Negrete pensó que debía casarse con un coterráneo, el elegido fue el santanderino Ángel Villar Roldán, la pareja se casó en Saltillo el 28 de enero de 1902, la pareja estableció su hogar en la vieja casa que aún existe, en la calle de Padre Flores y Ocampo, frente a la puerta de la parroquia de San Esteban.

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Ángel Villar, como muchos españoles, continuó con la tradición al dedicarse al comercio y se estableció en uno de los locales de la parte baja de la vieja casona de la calle de Ocampo y Padre Flores.

LA CASA DE LOS NEGRETE

Desde su llegada a la ciudad, don José Negrete formó su hogar en una vieja casona que existió en la calle Hidalgo norte, entre las calles de Aldama y Venustiano Carranza, hoy Pérez Treviño, donde después levantó una hermosa residencia el señor Carlos Abraham Iga.

$!Engracia Rodríguez, amiga cercana de Josefa Valdés.

En esa casa también vivió una sobrina de don José, de nombre Marciana Negrete, hija de su hermano Antonio, esta chica contrajo matrimonio con Manuel García, quien era el dependiente mayor de la tienda de don José Negrete, personajes que dieron pie a una leyenda urbana, más adelante hablaremos de esta conseja popular.

ALGO SOBRE SU LEGADO

El nombre Negrete Valdés es un eco de tiempos antiguos, un recordatorio de que, aunque el azar pueda cambiar el rumbo, es la voluntad la que define el destino. La historia de los Negrete es un testimonio de la lucha entre el destino y la voluntad humana, donde el azar ha jugado tanto a favor como en contra.

La próxima semana conoceremos más relatos que oscilan entre la gloria y la tragedia, la riqueza y la ruina, pero siempre con la convicción de que la vida, por azarosa que sea, merece ser vivida con intensidad.

saltillo1900@gmail.com

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