Cuando Coahuila y Nuevo León fueron uno solo... hasta que Benito Juárez los separó
En esta historia (según como se vea) hay villanos, libertadores, y una ciudad donde todo ocurre: Saltillo. ¿Imaginas qué pasaría hoy si ambas entidades volvieran a unirse?
Durante ocho años Coahuila y Nuevo León fueron uno solo. Aunque más a fuerza que por convicción.
El 19 de febrero de 1856, hace casi 167 años, el entonces gobernador de Nuevo León, Santiago Vidaurri, emitió un decreto en el que Coahuila pasaba a formar parte del territorio neoleonés.
Se dijo que ante la pobreza y una inminente invasión extranjera, el pueblo coahuilense había expresado su voluntad por unirse a los neoloneses. Aunque no así los habitantes de Saltillo y Ramos Arizpe, quienes se opusieron a ello.
La unión se hizo oficial cuando se juró la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Nuevo León y Coahuila, el 4 de octubre de 1857.
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¿Fue Vidaurri un “salvador” para los coahuilenses? La historia dice que no. Sus motivos fueron como de película: rebeldía y hambre de expansión.
El objetivo del mandatario neolonés era dominar la región norte. Tamaulipas lo rechazó, pero en Coahuila fue distinto cuando estalló la Guerra de Reforma.
Vidaurri tomó como pretexto apoyar a Benito Juárez, quien buscaba la presidencia nacional, y le propuso crear el Ejército del Norte para luchar contra los conservadores que se negaban a la reforma del país.
Sin que nadie le pusiera freno, Vidaurri avanzó hasta Saltillo y ahí asentó el decreto para que Coahuila y Nuevo León fueran una sola entidad. Desde entonces, los pobladores fueron conocidos como “nuevoleocoahuilenses”.
La ruptura
Aunque la primera parte de la historia nos hace pensar que Vidaurri y Juárez tenían una relación cordial, esta se rompió una vez que ciertos recursos le fueron negados a Juárez cuando ya era presidente de México.
Con motivo de la invasión francesa, Juárez tuvo que movilizarse al norte y llegó a Saltillo el 9 de enero de 1864.
Aquí vivió con su familia en la casa que hasta hoy se ubica en la calle de Juárez y Bravo, a un costado de la Catedral de Santiago, en la Zona Centro. Actualmente a ese lugar se le conoce como Recinto Juárez en honor a la estancia del “Benemérito de las Américas”.
Retomemos. Cuando Juárez llegó a Saltillo Coahuila seguía unido a Nuevo León, pero los coahuilenses ya habían solicitado al gobierno central, sin éxito, la separación de las entidades.
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En febrero de ese mismo año, Juárez visitó a Vidaurri para obtener los dineros recaudados en las aduanas y así sostener la defensa nacional ante los ataques extranjeros. La respuesta fue negativa y la reacción de Juárez determinante.
Con su autoridad presidencial, ordenó la separación de Coahuila como Estado Independiente, Libre y Soberano el 26 de febrero de 1864. Nombró a Andrés Viesca como gobernador y jefe militar y la entidad retomó el territorio que tenía previo a la anexión.
Desde entonces ambos estados han mantenido su independencia, y al mismo tiempo sus conexiones.
Una carretera libre y una autopista, atestiguan el ir y venir diario de miles de personas que hacen su vida entre las capitales Saltillo y Monterrey.
El turismo, la industria y el simple hecho de ser vecinos, obligan a saltillenses y regios a una constante convivencia, quizá ahora más cordial que antes.
*Con información de Carlos Recio, María del Rosario Villarreal, Archivo Municipal de Saltillo, Congreso del Estado de Nuevo León, UNAM y Secretaría de Cultura.
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