Alerta hídrica: Conagua confirma déficit crítico en acuífero Saltillo-Ramos Arizpe

El acuífero de Saltillo–Ramos Arizpe ya no dispone de agua para el otorgamiento de nuevas concesiones de aprovechamiento, revela el estudio más reciente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) sobre reservas hídricas.
En virtud de que por años los volúmenes de recarga de la cuenca hidrológica de este valle han ido disminuyendo mientras aumenta el consumo, hoy existe un déficit superior al 45 por ciento respecto de lo que se puede extraer sin afectar los ecosistemas.
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Con corte al 30 de diciembre de 2022, el aprovechamiento anual de las aguas subterráneas locales fue de 118.112811 hectómetros cúbicos (hm³), según reporta el Registro Público de Derechos de Agua (REPDA), cantidad a la que se agregan los 2.7 hm³ correspondientes a la descarga anual comprometida.
Dicho gasto, que en total suma 120.812811 hm³, rebasó —casi 45.5 por ciento— a las recargas anuales, calculadas en 65.9 hm³.
Lo anterior se desprende del documento “Actualización de la disponibilidad media anual de agua en el acuífero de Saltillo-Ramos Arizpe”, emitido en 2024 por la Gerencia de Aguas Subterráneas, de la Subdirección General Técnica de Conagua.
La conclusión del estudio, de 39 páginas, llega al punto de señalar textualmente que en los 317 kilómetros cuadrados de la zona extraíble “...no existe un volumen disponible para otorgar nuevas concesiones; por el contrario, el déficit es de 54,912,811 metros cúbicos anuales”.
Se explica que la disponibilidad de aguas subterráneas consiste en el volumen medio anual al que los usuarios tienen derecho de explotación, uso o aprovechamiento, y es “adicional a la extracción ya concesionada y a la descarga natural comprometida, sin poner en peligro a los ecosistemas”.
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La Ley de Aguas Nacionales (LAN) y su reglamento contemplan que la Comisión Nacional del Agua debe publicar en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la disponibilidad de las aguas nacionales.
En cuanto a las aguas subterráneas, el informe debe ser por acuífero, de acuerdo con los estudios técnicos correspondientes y conforme a los lineamientos que considera la NORMA Oficial Mexicana NOM-011-CONAGUA-2015.
En el territorio que abarca el acuífero están parcialmente prohibidas las extracciones, en función de lo dispuesto en cuatro decretos de veda “por tiempo indefinido”, el primero de los cuales fue expedido hace 74 años.
Los decretos que en 1951 fueron publicados en el DOF se refieren a dos vedas tipo I. Desde entonces se maneja el criterio de que “no es posible aumentar las extracciones sin el peligro de abatir peligrosamente o agotar los mantos acuíferos”.
El tercer decreto, emitido el 7 de febrero de 1952, “rige en la porción sur (de la ciudad) y corresponde al decreto que establece veda por tiempo indefinido para el alumbramiento de aguas del subsuelo en los terrenos de la ciudad de Saltillo...”.
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El cuarto y último decreto, que se encuentra vigente desde el 25 de abril de 1979, también prohíbe el aprovechamiento de aguas subterráneas en la región suroccidental del territorio municipal de Saltillo.
Además, declara de interés público “la conservación de los mantos acuíferos en dicha zona” y, al tratarse de una veda tipo II, “la capacidad de los mantos acuíferos sólo permite extracciones para usos domésticos”.
Se entiende por “uso doméstico” la utilización de agua para actividades cotidianas en una vivienda, como beber, cocinar, lavarse, limpiar la casa, etcétera.

En 1981, la firma Ingeniería Integral, S.A. de C.V. (ININSA) realizó para la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) un estudio geohidrológico cuantitativo de la zona Saltillo-Ramos Arizpe.
En su balance de aguas subterráneas por el periodo 1974-1981 calculó una recarga media anual de 49.0 hm³ contra una descarga total de 91.8 hectómetros cúbicos al año, lo que arroja una diferencia de 42.8 hm³ anuales, a saber, una pérdida por el orden de los 46.7 puntos porcentuales.
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Posteriormente, en 1996, la firma Lesser y Asociados, S.A. de C.V. realizó para la Comisión Nacional del Agua una piezometría, un censo de aprovechamientos, pruebas de bombeo y un muestreo de aguas subterráneas. Respecto de su balance de agua subterránea encontró que las entradas fueron de 21.1 hm³/año, y las salidas, de 27.1 hm³/año, con lo que la sobreexplotación alcanzó un 28.4 por ciento.
En 2002, la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Coahuila (CEASC) llevó a cabo en Saltillo un estudio geohidrológico, entre otras tareas, censando 107 aprovechamientos, incluso los del sistema de Loma Alta, y se recolectaron 51 muestras de agua subterránea a diferentes profundidades, a fin de determinar sus características fisicoquímicas y calidad.
La dependencia calculó el balance de aguas subterráneas por subcuencas, obteniendo una recarga por infiltración de 46.0 hectómetros cúbicos anuales.
En la actualización geohidrológica de los acuíferos de Monclova y Saltillo–Ramos Arizpe, la empresa GEOPSA S.A. de C.V. informó en 2007 sobre la condición geohidrológica de los acuíferos, su recarga y disponibilidad media anual.
Finalmente, por encargo de Conagua, la firma Consultoría BETSCO S.A. de C.V. llevó a cabo en 2014 un nuevo estudio geohidrológico del acuífero Saltillo–Ramos Arizpe para actualizar los datos sobre la condición geohidrológica de los acuíferos, recabar información en torno a su recarga media anual y estimar su disponibilidad.
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En general, para el análisis del comportamiento de los niveles del agua subterránea se cuenta con la información recabada como parte de las actividades de los estudios realizados en 1996, 2007 y 2014. Para la descripción del comportamiento hidráulico únicamente se describe el último año y, para la evolución, el periodo 2007-2014.
La configuración de profundidad al nivel estático del agua subterránea refleja, desde 2014, valores que oscilan entre los 8 y 240 metros, cifras que tienden a aumentar por efecto de la topografía desde el centro de los valles hacia las estribaciones de las sierras que los delimitan, desde la zona urbana de Saltillo.
Los niveles estáticos más superficiales —menores o iguales de 10 metros— se presentan al suroeste de la capital coahuilense y en el área conurbada de Saltillo y Ramos Arizpe, mientras que los más profundos —mayores a 150 metros— se ubican en las estribaciones de las sierras Zapalinamé, San Lucas-Loma Alta y San José de Los Nuncios, en los pozos perforados en calizas a profundidades de hasta 500 metros.
Profundidades de 30 a 40 metros se presentan en una franja orientada en sentido suroeste-noreste de Saltillo a Ramos Arizpe y en los valles intermontanos que se ubican entre las sierras San José de Los Nuncios y San Lucas-Loma Alta.
Llama la atención que en el periodo 2007-2014 los niveles de los espejos de agua registran “valores de abatimiento” en la región centro-norte del acuífero, en donde se ubica la zona urbana de las ciudades de Saltillo y Ramos Arizpe, “que varían de 1 a 10 metros, con valores puntuales de hasta 15 metros”.
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En toda la porción central del valle, el abatimiento promedio es de 3 metros para el periodo analizado, es decir, de 0.4 metros anuales, que disminuye hacia los flancos de las sierras que delimitan el acuífero. En la superficie restante del valle no se observan cambios significativos en la porción de los niveles del agua subterránea.
Respecto de la zona donde se ubican los pozos de las plantas de General Motors y Chrysler, “la concentración de la extracción ha generado un cono de abatimiento”, refiere el extenso recuento de la Comisión Nacional del Agua.