La ‘narcoguerra’ en Chiapas, el conflicto que AMLO no quiere reconocer: Riva Palacio
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La presencia de la Guardia Nacional en la Frontera Comalapa, asevera el periodista, sólo sirve como contenedor de violencia y beneficia al Cártel de Sinaloa que se disputa el control de la zona con el CJNG
CDMX.- En la frontera de Chiapas y Guatemala se libra una guerra entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador no quiere reconocerlo, asevera Raymundo Riva Palacio.
El periodista advierte en su más reciente artículo que el ingreso de militares en la zona beneficia, si no a propósito, sí en los hechos al Cártel de Sinaloa.
Durante su gira por Chiapas, este fin de semana, López Obrador declaró que “hay paz, hay tranquilidad en Chiapas”, e incluso aseguró que la incidencia delictiva había bajado durante mayo.
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Dichas afirmaciones fueron criticadas por organizaciones no gubernamentales ante la inminente violencia que ha generado desplazamientos masivos de comunidades. Al respecto, Riva Palacio considera que si bien el Presidente no mintió, sí omitió información.
“Convenientemente (López Obrador) excluyó del recuento lo que sucede en la frontera con Guatemala. En esa región no existe la tranquilidad ni la paz señalada. Ahí se libra una guerra”, asevera el analista político.
El conflicto al que se refiere Riva Palacio tiene como epicentro el municipio de Frontera Comalapa, ubicado en la zona fronteriza con Guatemala.
Comalapa estaba bajo el control del Cártel de Sinaloa, organización criminal que lideraba Joaquín “El Chapo” Guzmán y que tenía influencia tanto en México como en Guatemala, hasta la fractura del cártel con sus aliados guatemaltecos y el violento ingreso de Jalisco Nueva Generación.
El CJNG se ha establecido en la zona y ha desencadenado una lucha por el control del territorio, causando desplazamientos masivos de la población y generando un clima de violencia.
El conflicto, recuerda Riva Palacio, fue ignorado tanto por autoridades estatales como federales, hasta que “cientos (de chiapanecos) comenzaron a huir de sus comunidades provocando masivos desplazamientos mientras la violencia se acrecentaba”.
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“El gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, nunca solicitó la intervención militar, ni su cuñado Adán Augusto López, en ese entonces secretario de Gobernación, hizo nada hasta que las Barret rompieron el statu quo”, añade.
Fue apenas a finales de mayo cuando mil 500 elementos de la Guardia Nacional y del Ejército fueron enviados a la región de Frontera Comalapa, sin embargo, ello no ha puesto fin al problema, advierte el periodista.
La presencia de la GN ha sofocado temporalmente la espiral de violencia, detalla Riva Palacio, “pero en el mediano y largo plazo, el conflicto va a escalar porque no se está resolviendo la guerra; sólo hay un impasse”.
Incluso Riva Palacio advierte que los beneficiados con la llegada de la Guardia Nacional es el Cártel de Sinaloa y sus ahora aliados guatemaltecos, porque les sirven como barrera de protección contra el CJNG.
“Las rutas de tráfico de drogas y armas siguen activas, y las pistas clandestinas continúan en funcionamiento sin ser destruidas por las fuerzas federales”, apunta el periodista al considerar que si bien puede que no haya complicidades, sí incompetencia de autoridades.
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De acuerdo con InSight Crime, fundación dedicada al estudio e investigación de amenazas a la seguridad en Latinoamérica y el Caribe, en Frontera Comalapa más de 3 mil personas han tenido que abandonar sus casas para huir de la violencia.
A ello se le suman 60 asesinatos y un centenar de hombres jóvenes desaparecidos, reclutados a la fuerza por los cárteles.
