Cerca el antiguo régimen al gobierno de Coahuila

Opinión
/ 9 agosto 2025

Rehenes del poder, la justicia y la educación en el estado son vehículos de una crisis de valores que repercute en sus ciudadanos y en un futuro imaginado en la esperanza, la virtud y el desarrollo

Como es costumbre, el antiguo régimen y su grupo de poder en el estado siguen haciendo las cosas al contentillo: fraguando un día, presentando escenario el otro, pero siempre sacando ventaja de cada movimiento, de cada puesto vacante, desechando a quienes les sirvieron en su momento, pero que ahora quedaron obsoletos, aunque empachados de bienes materiales que les durarán las siguientes dos generaciones.

Y si no bastara la designación de candidatos al centro de alabanza o Congreso del Estado –que incluye un familiar para confirmar quién manda–, las cartas perdedoras de los distritos federales electorales del estado y del 70 por ciento de los secretarios de las dependencias del Ejecutivo, sigue la herencia maldita del Judicial y las trapacerías, a fin de cercar al gobernador Jiménez y ponerlo en jaque, nada más para lo que se ofrezca.

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Los ejemplos se multiplican, sin embargo, para este análisis citaré dos de ellos, que muestran la manera en que este cerco limita las acciones de un gobierno sin fondos y con una casta impuesta, que habrá de seguir manteniendo a como dé lugar.

La elección del Poder Judicial de Coahuila fue una muestra de la gran simulación a la que fueron sometidos los electores coahuilenses, además de burda, pues para asegurarse de que fueran electos sólo los señalados por los dos que verdaderamente mandan en el estado, se emitieron planillas de los tres poderes, las cuales coincidían perfectamente, en la mayor prueba del gran fraude electoral desde 2017.

El atropello ya fue confirmado el pasado lunes con la toma de protesta del nuevo Poder Judicial completito, a excepción de varios magistrados (también del sello de la casa señalado anteriormente), que más tardaron en levantar la mano para la toma de protesta, cuando ya habían recibido la línea de elegir a Miguel Mery como su presidente, confirmando así el estilo de la “nueva” justicia que se aplicará en Coahuila por los próximos años.

Una justicia arropada por la impunidad, sin venda, con la balanza al lado de los intereses del poder tras el trono, ese que se apoderó de casas, terrenos, ranchos y hasta lagos en los confines del estado y hundiendo su espada en el débil, el humilde o el desposeído.

Nunca el Poder Judicial había estado tan analfabeto del derecho como en esta nueva conformación, lleno de exfuncionarios(as) administrativos que no tienen mayor mérito que el de la obediencia ciega a sus dos patrones, de operadores de las cañerías del poder o de simples acompañantes, de primeras damas o de achichincles en giras, siempre dispuestos al “sí, señor, con todo gusto, señor”. ¡Haya cosa!

Términos que no se cumplen, retraso en las sentencias, ya no de meses sino de años, corrupción desmedida en los procesos, ignorancia de códigos y leyes, mala fe en las decisiones y, sobre todo, la sumisión a los intereses de un grupo de poder que se aferra a sostenerse por más años con sus canonjías e incluso incrementando sus mieses, son las acciones que definen la actuación del Poder Judicial de Coahuila, ahora con una versión corregida y aumentada de secuaces. Porque sí, aquí en Coahuila no habrá magistrados ni jueces, habrá secuaces y verdugos. Al tiempo.

Otra dependencia del cerco descrito es la SEDU, lugar de refugio de un puñado de viudas y viudos de los sexenios del arrase, desde donde las trapacerías y las conjuras pululan y asedian a su titular, y prácticamente tienen tomada la dependencia.

Lugar de las dobles agendas, donde se ordena una cosa, pero se realiza otra muy distinta, y en la que los afectados son los educandos, en una cruel guerra por el poder con consecuencias lamentables para sus víctimas.

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Las prácticas leoninas siguen sucediendo en los planteles faltos de presupuesto, como muestra está la denuncia de varios padres de familia de la escuela Humberto Elizalde, de Saltillo, quienes me comentan que además de ser forzados a comprar sus uniformes en una casa comercial propiedad de una familia amiga de la subdirectora, bajo amenaza de consecuencias para los muchachos, deben aportar para la compra de papel sanitario, en el colmo del cinismo. Y lo más lamentable es que este ejemplo se reproduce en las escuelas públicas.

Rehenes del poder, la justicia y la educación en el estado son vehículos de una crisis de valores que repercute en sus ciudadanos y en un futuro imaginado en la esperanza, la virtud y el desarrollo, truncado por voraces apetitos que aún no sacian su morbosidad y bajos instintos. Maldición que ni el Santo Cristo, ¡válgame Dios!

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Orestes Gómez es saltillense, estudió en la Facultad de Jurisprudencia de la UA de C y la Normal Superior de Coahuila las licenciaturas en Derecho y Educación Media. Ha impartido cátedra en la Facultad de Jurisprudencia de la UAC, Preparatoria Mariano Narváez de la UA de C, UANE planteles: Saltillo, Torreón, Piedras Negras y Matamoros y en la Universidad Autónoma de Piedras Negras. Ha impartido conferencias en la UANE Saltillo, CTM Coahuila, Asociación de Maquiladoras de Nuevo León y Facultad de Economía de la UA de C. Ganador del premio estatal de Periodismo de Coahuila en 5 ocasiones: 1996, 1999,2000 y 2006 en editorial en prensa y la presea Antonio Estrada Salazar por 25 años de trayectoria. Ha escrito tres libros: uno de poesías titulado “Memorias del Tigre Espejo”, “Cuentos Conurbados” y uno relacionado con los Recursos Humanos “A Little bit about Mexican Law and Human Resources”. Es un tigre espejo que merodea por entre los muros de la desigualdad, la represión y el oprobio escupiendo verdades através de su incómoda pluma.

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