Coahuila: La educación dual debe avanzar con más rapidez
La competitividad implica, entre otras cosas, formar con mayor rapidez y eficiencia al talento humano. La educación dual es un mecanismo muy eficaz en este propósito
Garantizar la formación del talento humano constituye uno de los elementos más importantes para la competitividad local, regional y nacional. Avanzar en esta asignatura es por ello uno de los compromisos que con mayor seriedad debe asumirse desde las instituciones educativas y el sector privado.
El señalamiento anterior es particularmente cierto en una época como la nuestra, en la cual la tecnología ha acelerado de forma nunca antes vista el ciclo de vida del conocimiento y las habilidades para el trabajo. Mantenerse al día, en estos tiempos, requiere entonces de una disposición particular para la actualización y la reacción ante los cambios.
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En este sentido, una de las estrategias que con mayor interés debe verse es la relacionada con el establecimiento de mecanismos de educación dual, los cuales combinan la adquisición formal –escolarizada– de conocimientos con la formación práctica in situ, es decir, en los sitios de trabajo donde los futuros profesionistas aplicarán sus conocimientos.
Al respecto, la Secretaría de Educación Pública de México señala que “mediante una colaboración de beneficio mutuo, se conjugan las competencias adquiridas en los espacios educativos con la práctica laboral o profesional, lo que permite fortalecer y desarrollar las aptitudes del estudiante dual, propiciando mejores condiciones para su inserción laboral o profesional”.
El modelo, surgido en Alemania en el siglo 19, ha sido perfeccionado desde entonces, llegando incluso, en su país de origen, a la creación de una Ley de Formación Profesional que ya cuenta con más de medio siglo de vigencia.
Tener claro lo anterior es importante para dimensionar el reto –pero también las ventajas– que tenemos en lugares como Coahuila, donde la adopción de este modelo apenas comienza. El reto tiene que ver con la adopción tardía; la ventaja, por otro lado, deriva de un hecho puntual: a estas alturas está muy claro lo que funciona y lo que no.
A partir de estas dos circunstancias, una cosa queda clara: podemos –y debemos– acelerar el proceso de adopción de la estrategia, a fin de multiplicar los resultados y obtener la mayor ventaja posible de su implementación.
El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo a la revelación del plan 2026–2030, de educación dual en Coahuila, el cual pretende incrementar la participación de alumnos entre 10 y 15 por ciento anualmente.
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Entre las metas puntuales que se dieron a conocer, se planteó que el número de universidades que participan del modelo pase de 8 a 22; el de empresas, de 44 a 74; y el de alumnos, de 269 a 445.
Se trata de números que no reflejan el potencial industrial de nuestra entidad y que tendrían por ello que impulsarse de forma que crezcan con mayor rapidez.
No es una tarea solamente de las autoridades educativas, sino también del sector privado y de las instituciones de educación superior. Por ello, todos los sectores deberían sumar mayores esfuerzos para que el tránsito hacia un modelo consolidado de educación dual se concrete con la mayor velocidad posible.