Factor Tesla (recargado). Trabajo para los alcaldes de Ramos y Saltillo
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Con el favor de su lectura y atención, varias sagas de textos aquí perfilados han tenido una buena cogida por usted y han estado en el debate y la tertulia de café. Me da gusto. Hartos, hartos comentarios me llegaron por la saga titulada “El factor Tesla... y otros”. Tríptico donde, a diferencia de todo mundo, señalé que la llegada de la gigaplanta de Elon Musk, lejos de ser una buena noticia (lo será sólo por un instante, por la inyección de millones de dólares en la región) va a ser un gran y grave problema social en el corredor industrial (ojo, corredor industrial, no histórico, como debería de ser) de Monterrey-Santa Catarina-Ramos Arizpe y Saltillo.
Hace días, y justo antes del tradicional Día de la Madre, sucedió un doble feminicidio en Ramos Arizpe. Las crónicas periodísticas hablan de una saña brutal al ejecutarlos. Es decir, se contemplan y se clasifican como “crímenes atroces”. Mataron con saña y tratando de infligir la mayor cantidad de dolor, a las mujeres madres de familia, Sandra Flores y Lucero Reyes. Al parecer el culpable es el esposo de una de ellas, quien fue detenido en Campeche, Sixto “N”. Me llamó la atención en lo siguiente: las mujeres asesinadas eran de Texistepec, Veracruz. El tipo, el asesino, era también del sur del país, por eso huyó. Lugar que conoce.
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Le platico lo siguiente: antes de que llegara la maldita pandemia de ojos rasgados a modificar nuestra vida toda, una maestra de una escuela primaria de Ramos Arizpe me giró la invitación para ir a conocer su escuela primaria. Pero su invitación fue críptica. Me dijo: “venga, maestro, a conocer mi escuela de la ONU”. Luego rio de buena gana. Me intrigó lo anterior. Y si usted recuerda, en Televisa había una telenovela vespertina que era precisamente sobre una escuela primaria que tenía alumnos de todo el mundo. La profesora era una maestra llamada Jimena, creo recordar. Era la actriz apellidada Rivero o Rivera. De mozuelo, vi varios capítulos.
El punto es que sí fui a Ramos a conocer la “escuela de la ONU”. La maestra me hizo un recorrido por sus instalaciones y me acotó: tengo alumnos de Chiapas, Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Tlaxcala, Puebla... y algunos de Coahuila. Reímos de buena gana. Llegó el receso. Tomamos un café. Luego me platicó: “tengo muchos problemas con los niños del sur, maestro, como usted lo dice en sus textos: son muy diferentes a nosotros. Su idiosincrasia, sus maneras de ser, su cultura, su educación es totalmente diferente. ¿Ve usted aquel niño chaparrito? Es de Tabasco. Hace una semana le pidió un lápiz a una niña. La niña le dijo que no. ¿Sabe usted qué hizo? Le dio un brutal golpe en la cara, se lo quitó y se fue a su escritorio”.
“Al preguntarle de su actitud en la Dirección, el niño dijo lo siguiente: es que así lo hace papá con mi mamá cuando no le pasa la sal rápido. Dice papá que así se educan a las mujeres y a las niñas...”. ¿Qué hizo entonces, de ser culpable, el asesino Sixto “N”? Pues riñó con una de ellas o con ambas mujeres, fue y las maltrató a golpes y puñaladas hasta matarlas, todo con saña y brutalidad animal. Luego, empacó sus pertenecías y las de sus hijos y se fue...
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ESQUINA-BAJAN
Le insisto en lo siguiente: los dos Chemas, José María Fraustro Siller (Súper Chemota”), alcalde de Saltillo, y el alto y garboso alcalde de Ramos Arizpe, José María Morales (“Chema” Morales), van a tener que trabajar el doble (como lo han hecho siempre) en cuestión tan peliaguda como otorgar sino y pertenencia a sus gobernados, “anorteñarlos” y que estos hermanos sureños vean y sientan del orgullo y la diferencia de ser del norte: lugar de trabajo, honra y decencia de donde están comiendo ellos y toda su familia del sur. Trabajo ingente y de largo aliento.
Punto uno: los pasados días 12, 13 y 14 de mayo fui, como cada año, a la “Feria del Tamal y Pan de Pulque” a la pujante ciudad de Ramos Arizpe. Feudo, lo repito, de Chema Morales. La actividad gastronómica y cultural forma parte, formó parte del Aniversario de la ciudad. Voy de acuerdo, es el ir a disfrutar, apoyar a cocineras populares de la región, apoyar sus economías familiares y todo eso, pero hay algo más importante: es darle sentido, cohesión y seguir la tradición, reconocer los valores culturales de una ciudad como Ramos Arizpe y que sus ciudadanos se sientan orgullos de eso, lo que son: una comunidad.
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Punto dos: ¿tamales en hoja de plátano? Pues le digo, eso es muy sureño. Estos tamales saben muy ricos, por cierto, los he probado en el sur cuando por temporadas he ido, pero prefiero los de Ramos, sí señor. Fray Bernardino de Sahagún en su monumental “Historia General de las Cosas de la Nueva España” narra de “la manera que hacían los casamientos estos naturales”. Y es aquí, cuando llega la comida de bodas. Dice el fraile: “Hecho esto (el pacto entre las familias), luego aparejaban de comer, haciendo tamales y moliendo cacao y haciendo sus guisos que llaman ‘molli’”. Es decir, desde siempre, los guisos llamados “mole” forman parte de nuestra dieta y cocina ceremonial. Como los tamales, como una buena carne asada...
LETRAS MINÚSCULAS
“Los muchachos de estos tiempos / Son como el atole frío.../ Perdidos de enamorados / Y el estómago vacío...”. Versos de Guillermo Prieto. Y contra esto hay que luchar diario: la ignorancia de los jóvenes.