La política en México... hoy

Opinión
/ 25 noviembre 2025

Nadie quiere construir, se trata de destruir al adversario, de aniquilarlo del mapa político

La Presidenta de la República intenta reponerse del mes más complicado de su gobierno. Las secuelas del asesinato de Carlos Manzo siguen muy vigentes y presentes en buena parte del consciente colectivo. La marcha de la llamada Generación Z empeoró las cosas. Ni los encapuchados que buscaron desacreditar la marcha lograron su cometido.

Ante la andanada, la Presidenta dejó la Ciudad de México, se resguardó con los suyos y, desde esa comodidad, regresó al guion ya conocido: ese discurso según el cual su gobierno no es responsable de nada de lo malo que ocurre en México; los responsables son quienes dejaron el gobierno de la República en 2012, trece años atrás: la “derecha”, que en términos de la 4T es todo aquel que se opone al régimen; si es o no de derecha, es lo de menos.

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En los tiempos que corren, los gobernantes tienen un aliado valioso: el paso del tiempo y la avalancha de acontecimientos, noticias y opiniones que circulan todos los días. Se da por sentado que de todo cuanto pasa, nada queda.

Mientras las malas vibras y el tiempo hacen su trabajo, el gobierno anuncia el lanzamiento de un nuevo Plan Michoacán, ahora pintado de guinda. Se anuncian miles de millones de pesos como adicionales, cuando en realidad eran parte del recurso que ya estaba planeado para el estado en su presupuesto anual. En el fondo no existe interés en resolver lo que no pueden o no quieren resolver. Las crisis se “administran”; nada nuevo hay bajo el sol. Las declaraciones de Manzo fueron claras, contundentes contra el gobernador de Michoacán y todo el sistema de seguridad, incluido el fiscal, los mismos que ahora investigan su asesinato.

Las voces del frente opositor se alzan a través de las redes sociales, porque los partidos siguen sin generar la menor empatía en la sociedad. Empieza a aglutinarse una oposición dividida, sin duda, pero que se acerca a los más violentos de palabra. Pareciera que hoy lo único que tiene impacto es el insulto liso y llano, el denuesto, la burla simplona, el ataque a las formas, porque los contenidos y la agenda brillan por su ausencia.

Ricardo Salinas Pliego, quien tendrá que pagar al fisco la mitad de su fortuna en impuestos, se lanza con más fuerza contra el régimen. Su aspiración “a la Trump” suma cada vez más adeptos. ¿Llegará a ser el candidato de la oposición en 2030? Algo parecido al impulso que López Obrador dio a Xóchitl Gálvez para propiciar una candidatura. El dirigente nacional del PAN ya abrió la puerta del partido a Salinas Pliego; siempre será bienvenido todo aquel que ayude a conservar la marca y las prerrogativas económicas que un candidato vistoso otorga a los dueños de la franquicia.

El régimen se protege entre los suyos y, como consecuencia, se polariza. La reacción natural de la oposición es buscar a alguien que polarice de igual forma, pero con posibilidades reales de triunfo. Volvemos a lo dicho, el centro ya no vende. Nadie quiere construir, se trata de destruir al adversario, de aniquilarlo del mapa político, como si eso fuera posible.

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Así veo el escenario político en México cuando nos aproximamos a un año 2026 que estará lleno de retos y adversidades. Lo cierto es que seguimos estancados en lo económico, ni para delante ni para atrás, a la espera de un nuevo acuerdo de libre comercio en 2026. La economía nacional convive con un submundo económico ilegal que opera en la más absoluta impunidad. En lo social, el régimen sigue gastando a torrentes. Al paso que va, veremos cómo llegamos a fin de sexenio. La inseguridad no cede y se profundiza la impunidad y el control del crimen organizado en vastos territorios del país.

En estas condiciones, México no puede definir su rumbo, la coyuntura se administra en medio de insultos. La política constructiva y racional no está de moda. Pareciera que nadie la quiere o nadie la busca. En tanto, una nueva generación empieza a asumir un protagonismo diferente en el escenario de la política nacional, estatal y municipal. Una generación que da poca importancia a la técnica y a la historia y mucha a la pose y al mundo virtual. Algo así no puede terminar bien. Aunque la resistencia de los mexicanos pareciera ser infinita.

Facebook: Chuy Ramírez

Columna: Regresando a las Fuentes

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