Mirador 27/08/2025
COMPARTIR
Pensé que en las palabras de mi amigo hay mucha irreverencia –para Santo Tomás, no para Julio Verne–, pero me guardé mi opinión
Este amigo con el que tomo la copa –varias– los martes por la noche tiene rarezas que me sorprenden, y aun a veces me escandalizan.
Ayer, por ejemplo, me comentó que en un estante de su biblioteca puso juntos los libros de Julio Verne, el famoso novelista, y los de Santo Tomás de Aquino, el más grande teólogo de la cristiandad. Dijo mi amigo:
-Coloqué a los dos autores uno al lado del otro porque ambos tenían una imaginación extraordinaria.
Añadió:
-Sus obras se encuentran en el anaquel correspondiente a literatura de ficción.
Pensé que en las palabras de mi amigo hay mucha irreverencia –para Santo Tomás, no para Julio Verne–, pero me guardé mi opinión. Los años y los tropiezos me han enseñado que las opiniones calladas provocan menos problemas que las opiniones dichas.
¡Hasta mañana!...