Los detalles, los rincones y los 44 años del Teatro de la Ciudad Fernando Soler

Fernando Soler fue un actor saltillense quien trabajó con grandes artistas de la Época de Oro del cine mexicano como María Félix y Sara García.

Soler (1896-1979) participó en más de 100 películas, destacando filmes como “La oveja negra” (1949), donde se codeó con “El Inmortal” Pedro Infante.

En realidad se llamaba Fernando Díaz Pavia, pero tal fue la reputación y el alcance de su nombre artístico, que ese fue el elegido para bautizar al recinto más importante en Saltillo, si del entretenimiento cultural hablamos.

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El Teatro de la Ciudad Fernando Soler se inauguró el 26 de marzo de 1979, a las 17:30 horas. Así lo dice la invitación de fondo celeste que se difundió para el evento.

A 44 años de distancia desde aquella apertura, este es un recorrido por los antiguos detalles en torno al teatro ubicado en el bulevar Francisco Coss esquina con Xicoténcatl, que más que un inmueble, es un escenario de historias.

Claro, obras de teatro, pero aquí también se han presentado óperas, musicales, danzas, espectáculos infantiles, sketches, monólogos, festivales escolares, graduaciones, conferencias, informes de gobierno...

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PRIMER ACTO

La primera vez que se abrió el telón fue para la representación de “Los empeños de una casa”, siendo una de las piezas dramáticas de sor Juana Inés de la Cruz.

En este relato los protagonistas son dos hermanos, Pedro y Ana, quienes viven juntos y están enamorados. Pedro de Leonor y Ana de Carlos. En la narrativa se desenvuelve tal enredo amoroso, que a Ana la persigue Juan, a quien ella no le corresponde y Leonor también la busca Carlos el enamorado de Ana.

Cuando esta obra se montó en la capital coahuilense fue dirigida por Luis Basurto con escenografía de David Antón y representada por los actores Magda Guzmán, Rubén Rojo, José Baviera y Carmen Monje, mencionando a parte del elenco.

LOS RINCONES

Sobre la construcción del teatro, si bien el proyecto inicial fue diseñado por el arquitecto Donato Gutiérrez, el plan fue modificado por su colega Francisco Flores Flores.

En la fachada de estilo neoclásico encontramos seis columnas jónicas y un frente triangular con relieve y acabados que representan a la diosa de la agricultura, Ceres.

El espacio de siete mil 200 metros cuadrados alberga un escenario tipo italiano con piso de triplay, un foso para orquesta, ocho camerinos, dos pianos, un telón de boca vertical y de color guinda, un bambalinón, cuatro bambalinas, una cámara negra de terciopelo, una consola de iluminación, una consola de sonido, una taquila, un vestíbulo, un teatro de cámara, una explanada principal y mil 143 localidades numeradas.

Además, resguarda nueve pinturas de Pablo Valero Herrera que representan a las musas de Bellas Artes: Calíope, Clío, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpsícore y Urania.

Si de actores y directores hablamos, innumerables y de todos los géneros. Mencionar solo a unos sería discriminar a otros. Lo innegable es que este teatro tiene poder de convocatoria, de todos los estratos, de todos los intereses, según el género y el evento que promocione.

Y aunque el Soler no se caracteriza por ser el más antiguo ni por narrar un pasado tan trágico como el de otros, recordando los misteriosos incendios del Teatro García Carrillo, antes Manuel Acuña, en la calle de Juan Aldama, el Teatro de la Ciudad es un recordatorio en piedra de que Saltillo es cuna del arte y la cultura.

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Y eso se mantendrá siempre y cuando los saltillenses sigan permitiendo que el telón se abra uno, dos y 44 años más.

*Con información de Carlos Recio, Archivo Municipal de Saltillo, Sistema de Información Cultural, Secretaría de Cultura.