Alerta fiscal: la economía mexicana pierde potencia
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Las estimaciones de crecimiento para la economía mexicana en el presente año han venido a la baja de manera consistente, pintándonos un panorama de una franca desaceleración.
De acuerdo con la última Encuesta de Expectativas Económicas del Sector Privado que levanta mes tras mes el Banco de México, resulta que en agosto los 41 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero que fueron consultados estimaron un crecimiento de 1.48 por ciento para todo el 2024, desde la media del 2.26 por ciento que arrojó la encuesta de abril.
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Otro de los sondeos mas influyentes en el mercado, la Encuesta Citibanamex de Expectativas, arroja que el crecimiento para todo el año será del 1.5 por ciento, según la información recabada en septiembre, muy por debajo de la proyección arrojada en la edición de mayo que apuntaba a una variación del PIB del 2.4 por ciento.
Más allá de la pérdida de dinamismo en la actividad económica que ello implica, con la consecuente debilidad en términos de generación de empleos –como ya lo pudimos constatar con los últimos datos publicados por el IMSS- una menor tasa de crecimiento de PIB viene a ponerle una presión mayor aún al tema de las finanzas públicas.
La nota crediticia soberana se encuentra en el radar de las agencias calificadoras por un par de motivos: i) el drástico aumento en el déficit público en los últimos dos años de la presente administración, abandonando ya de facto el objetivo de perseguir un superávit primerio, y ii) el impacto que habría de tener la Reforma al Poder Judicial sobre la inversión y, por ende, en el crecimiento económico.
El tema aquí tiene que ver con el hecho de que una desaceleración podría implicar que la razón deuda pública sobre PIB, lejos de reducirse podría incrementarse y encender las alertas de las agencias calificadoras, a no ser que se observe un decidido compromiso de la nueva administración en reducir el nivel de endeudamiento.
Por ello, una primera señal que le permitirá ganar algo de tiempo al gobierno entrante sería la presentación del Paquete Económico 2025, que se estará presentado en el mes de noviembre. Una propuesta firme -pero a la vez creíble- de disminuir el déficit fiscal y la deuda pública puede calmar los ánimos de inversionistas y agencias calificadoras, en lo que se va descifrando el rumbo que va tomando la nueva administración.
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En tanto, la reducción en las tasas de interés que la semana pasada anunció la Reserva Federal, representa una bocanada de oxígeno, pues ello le otorga cierto margen de maniobra al Banco de México para reducir sus tasas de interés, aliviando así un poco el costo de la deuda para el sector público.
Economista y Catedrático de la Universidad La Salle Saltillo
Twitter: @guillermo_garza