La fascinación por el misterio de los gatos y su impacto en la vida moderna

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Esta fascinación que ejercen los gatos llegó a la pantalla grande exitosamente con la ganadora del Óscar, como ‘Mejor Película Animada’, ‘Flow’
Su nombre es Sosuke Natsukawa y es el autor de “El Gato que Amaba los Libros”. Es un escritor que, como muchos en la actualidad en Japón, está trabajando sus novelas con la figura de gatos como protagonistas. Una elección interesante, en virtud de lo que representa el mítico animal en la cultura y a lo largo de la historia.
Fue atractivo para escritores como Benito Pérez Galdós, en cuya obra hay repetidas referencias a ellos, no siempre agradables. El escritor calificaba acciones o retrataba personajes empleando términos asociados a la propensión de los gatos a la curiosidad o a su indiferencia con los seres humanos.
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Hemingway y Cortázar se rodeaban de ellos, así como Truman Capote y Hermann Hesse. Como dato interesante, el gato que aparece en el filme basado en “Desayuno en Tiffany’s”, Orangey, fue el único gato ganador de dos premios PATSY (Picture Animal Top Star of the Year), uno de ellos precisamente por su aparición en la película protagonizada por Audrey Hepburn.
Sosuke Natsukawa es otro de los escritores fascinados por la figura del gato. Da vida a Tora, un gato atigrado que se encargará de mostrarle el camino a un joven huérfano cuyo abuelo acaba de morir.
Desde la primera página, la novela nos sitúa en la muerte del abuelo de Natsuki Rintaro, dueño aquel de una librería de viejo, de una entrañable librería de viejo, como suelen ser estos depósitos de libros.
El muchacho era un hikikomori, que en japonés se refiere a aquel que prefiere permanecer aislado de la gente. Ante la muerte del abuelo, se encuentra desvalido, sin referentes y desprotegido. Tendrá que vender la librería y no tiene ante sí expectativas de ningún tipo, salvo permanecer en ella alucinado y desconcertado.
Hace su aparición un gato que le habla y le pide ayuda para “salvar varias bibliotecas”, tratando de sacarlo de su ensimismamiento y su decaimiento.
Los libros de las bibliotecas que debía salvar −y lo hizo primero en compañía del gato y luego con la ayuda de una compañera de clase preocupada por sus ausencias− eran propiedad de quienes los tenían aprisionados porque los poseían únicamente para “sentirse” más intelectuales porque leían; para “recortarlos” y entonces editarlos para que la gente leyera versiones “más comprensibles” y para venderlos, sin importar su contenido, sino como un objeto de compra-venta, igual a un artículo o producto de cualquier índole.
La manera en que salva tales bibliotecas tiene mucho de la fantasía del autor, de Sosuke Natsukawa, y permite observar cómo la atmósfera mágica se une indisolublemente al encanto misterioso que los gatos llevan en su esencia, con un final de novela sorprendente.
La fascinación que ejercen los gatos llegó a la pantalla grande exitosamente con la ganadora del Óscar en la categoría de “Mejor Película Animada”, “Flow”. Llama la atención la forma en que se trata al gato, en general, en figura referencial de los creadores.
Deja para la reflexión si esta figura, en sociedades que, aun siendo tan modernas, siguen inclinándose por la fascinación que los gatos ejercen y han ejercido a lo largo de la historia. Sociedades modernas que incluso han adoptado a los gatos para merodear en oficinas del mismo Japón para liberar la tensión entre los empleados.
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Incluso con tantos avances en la tecnología, y ahora gracias también a ella, la conexión con miembros de la naturaleza, como son los felinos, sigue siendo inalterable. Por eso el éxito de los autores de libros en Japón, donde los gatos son cada vez más los protagonistas, y por ello el éxito del filme ganador del Óscar.
Una conexión que esperamos redunde en el mayor respeto hacia la naturaleza, al impactar en millones de espectadores.