La necesidad de la filosofía en el bachillerato... Y para la humanidad

Opinión
/ 9 junio 2025

Con la implementación de la Nueva Escuela Mexicana, la filosofía se marginó como disciplina nuclear en la formación crítica y humanística a nivel preparatoria.

El miércoles 4 de junio participé como moderador en una mesa de diálogo en el Congreso Nacional “La Necesidad de la Filosofía en el Bachillerato del Siglo XXI”, organizado por la Subsecretaría de Educación Media Superior de la SEP, el Comité Nacional en Defensa de la Filosofía y el Observatorio Filosófico de México. Originalmente el evento se programó para realizarse entre el 21 y el 23 de mayo, pero la CNTE —cuyo marionetista permanece oculto, al menos para mí— nos imposibilitó asistir en esas fechas.

En el Congreso expuso personal docente del área de humanidades del nivel educativo medio superior (bachillerato) y filósofos, quienes evaluaron las carencias filosóficas en el programa de estudios de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). El propósito del Congreso fue recopilar las críticas enfocadas en el área de Humanidades para posteriormente ser integradas y atendidas por las autoridades educativas.

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Paradójicamente, con la implementación de la NEM, la filosofía se marginó como disciplina nuclear en la formación crítica y humanística a nivel preparatoria. Digo paradójicamente porque la exclusión de esta disciplina se debe a que ahora la filosofía —acompañada de otras disciplinas humanísticas como la literatura y la historia— se integró al bloque transversal de conocimientos conjuntos denominado Humanidades, eliminando la impartición de estas disciplinas en materias concretas y especializadas.

La principal preocupación por parte de los docentes, expertos de la educación y filósofos sobre este esquema de aprendizaje es que no ahonda en las distintas áreas filosóficas como la lógica, la ética, la epistemología o teoría del conocimiento, las cuales fomentan la capacidad crítica del alumnado —y de toda persona— en una etapa en la que su desarrollo neurológico es crucial, así como la toma de decisiones para su desenvolvimiento personal, social y profesional.

Asimismo, al sintetizar superficialmente todas las disciplinas humanísticas en un solo bloque, los docentes se mostraron consternados por su falta de preparación en áreas ajenas a su especialidad: por ejemplo, quienes antes impartían exclusivamente historia ahora deben conocer exhaustivamente sobre filosofía y literatura. Esto repercute directamente en la precisión técnica y en la profundidad en la que el estudiantado recibirá su educación filosófica, histórica y de literatura.

Si bien es cierto que en el bachillerato no se pretende que los alumnos estudien cada disciplina como si fueran a dedicarse a ello para el resto de sus vidas, sí se espera que reciban una educación de calidad que les proporcione herramientas para su cotidianidad en la posteridad. Lo anterior, en el ámbito filosófico, me parece que lo sintetiza Immanuel Kant en sus cuatro grandes preguntas filosóficas: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me es permitido esperar? y ¿qué es el ser humano?

Las anteriores son interrogantes que exceden el ámbito de un curso de Humanidades y son pertinentes en el contexto de una materia exclusiva de filosofía, donde se estudien lógica, epistemología, ética, historia de la filosofía, y que el estudiantado sea guiado por alguien que conozca íntegramente sobre estos temas.

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Aunque se requiera de personal docente especializado en la historia de las ideas, el principal reto de la enseñanza en la filosofía a nivel preparatoria no es aleccionar sobre un cúmulo estático de datos y posturas a lo largo de la historia de la filosofía: que si el mundo de las ideas de Platón o el primer motor de Aristóteles; que si el cogito ergo sum (pienso luego existo) de Descartes o el imperativo categórico de Kant. El principal reto de enseñar filosofía en el bachillerato es despertar en el alumnado el hambre por la pregunta constante sobre sí mismos, sobre su sociedad, sobre la autoridad, sobre los problemas éticos en su profesión. La filosofía no es un saber inútil propio de un anticuario, sino una actividad cotidiana que irrumpe la existencia con la interrogación.

Hoy día, en una coyuntura social y tecnológica que cambia con cada puesta del sol, es importante formar profesionistas en todos los ámbitos que sepan cuestionar filosóficamente y que integren las herramientas conceptuales que esta disciplina les otorga. El bloque de Humanidades, en su diseño actual, no cumplirá con esta necesidad que tanto requerimos como individuos y como sociedad. Espero que las autoridades educativas no echen en saco roto las recomendaciones expuestas en este foro.

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