Ni autoidolatría ni baja autoestima

Opinión
/ 18 octubre 2025

El fariseo le presume a Dios.

Siente ser mejor que el publicano. Lo desprecia exaltando su exagerado escrúpulo en cumplir hasta la nimiedad, todo lo mandado por la ley, aunque descuide lo esencial: ser justo y no odiar. Queda así encapsulado en su soberbia y su hipocresía.

Allá atrás está el publicano sintiéndose indigno de estar ante la presencia divina. Recuerda con dolor cómo desperdició y mal empleó los dones recibidos, ofendiendo con ellos, en lugar de dar gloria al Donador.

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Quien volvió justificado a su hogar no fue el fariseo sino el publicano. No por la perfección de su conducta sino por la humildad auténtica que reconoció su error y por su genuino arrepentimiento, con propósito de rectificar.

DULZURA PERNICIOSA

El sabor dulce, desde la infancia se presenta como un símbolo de bienestar, de felicidad y de recompensa. Esto acelera el ascenso de los porcentajes de glucosa en la sangre. Se convierte la diabetes, junto con la hipertensión, en patologías que aumentan los riesgos y disminuyen las defensas.

Son bienvenidas las nuevas normas que disminuyen el endulzamiento en bebidas y bocados. Son las familias y las empresas las que han de reforzar los nuevos hábitos menos tóxicos.

LOS ADICTIVOS SOLAPADOS

El afán de ganancias exorbitantes hace que se multiplique la manipulación, utilizando los adictivos disimulados en todos los ámbitos.

No solo en el mundo de la nutrición, también se invade la comunicación con estímulos subliminales. En el mundo virtual, aparte de la observación velada de las tendencias y apetitos de los consumidores, se fomenta la adicción a la pantalla y a la imagen.

Queda así devorado el tiempo que podría dedicarse a ser libre para pensar y decidir. Se programa al usuario para manejarlo como a un títere, con los hilos de la robotización.

ESTATIZACIÓN DE LA CIUDADANÍA

Un rumbo mundial deshumanizante en el ambiente de las gobernanzas intenta contaminar la democracia con un estatismo envolvente y omnipresente.

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Se va concentrando el poder estatal y disminuyendo y debilitando gradualmente los recursos de freno, resistencia y defensa de los derechos ciudadanos.

TÉ CON FE

-¿Qué podría ser una sólida y confiable cimentación para una vida auténtica sin decepciones?

-Tienen que derribarse los falsos ídolos de poder, tener y placer para descubrir el valor del silencio y la sobriedad. “¿De que le sirve al hombre ganar todo el mundo si se pierde a sí mismo?” Agustín, el de Hipona, le decía al Creador: “Nos hiciste, Señor, para Ti e inquieto estará nuestro corazón hasta que descanse en Ti”...

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Columna: Claraboya. El autor de Claraboya, quien ha escrito para Vanguardia desde hace más de 25 años, intenta apegarse a la definición de esa palabra para tratar de ser una luz que se filtra en los asuntos diarios de la comunidad local, nacional y del mundo. Escrita por Luferni, que no es un seudónimo sino un acróstico, esta colaboración forma ya parte del sello y estilo de este medio de comunicación.

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