‘No todos, pero casi todos’: El 8M, Sheinbaum y los políticos

Opinión
/ 3 marzo 2025

¿Quién se cree esta mujer para acabar con décadas de privilegio heteropatriarcal? A la Presidenta le dejaron claro que el combate al nepotismo avanzará hasta donde ellos digan

“No todos, pero casi todos”. Esa fue la frase pronunciada por una mujer culta que disfruta la vida, abierta a muy distintas formas de pensamiento, felizmente casada −aunque suene a cliché− y que ha viajado mucho. Me acordé de las acusaciones que rondan sobre el ya fallecido Lázaro Cárdenas y sus peticiones de búsqueda de muchachitas menos que adolescentes durante sus giras, de la vida sexual de Donald Trump y la prostitución que lo ha acompañado a él y también a los inicios de sus negocios familiares en el naciente Estados Unidos.

“No todos, pero casi todos”. Resuena su voz en la habitación silenciosa que hoy es mi mente. Contrasta con la mesa de celebración, con el té que disfrutamos, con las risas.

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¿Terror? ¿Desencanto? ¿Tristeza? ¿Rendición? No atino a elegir. Hombres que detentan posiciones defendiéndose entre sí, por supuesto. ¿Sólo un acosador defiende a otro acosador? ¿Sólo un despótico defiende a otro igual? ¿Sólo un nepotista defiende a otro nepotista? ¿El miedo a la expulsión de una “tribu” los obliga a callar?

Con seguridad, ya que se acerca el 8M, algunos tendrán que cuidarse momentáneamente, a otros los van a esconder por un tiempo si tienen alguna acusación o proceso judicial en marcha, otros más acudirán a las amistades de mujeres que los protegen y otros tanto dejarán que sean las propias mujeres quienes entren a su defensa; esto se ha visto.

8M: minucias para los hombres, cuidarse sólo por unos días, ya se pasará esa histeria de marzo, al cabo es una temporada. Confían, como han confiado siempre, como ha ocurrido siempre. Luego, la avalancha de poder que los protege se volverá a hacer visible en todo su esplendor truculento.

Allí tenemos, en la política, a hombres que se niegan al cambio que representa ser gobernados por una mujer. Lo digo por esto: ante una iniciativa para que acabe el nepotismo presentada por la presidenta Claudia Sheinbaum, responden con la negación, desestimando lo que urge curar. ¿Quién se cree esta mujer para acabar con décadas de privilegio heteropatriarcal? Y se impusieron porque la política es danza y contradanza, y hasta la Presidenta tuvo que rectificar: les justificó porque, ante todo, está la alineación partidista, aunque la cohesión se lleve entre los pies una iniciativa valiente nunca vista.

“No todos, pero casi todos”. En la soledad de su habitación, la Presidenta estará hondamente desconcertada, pues le dejaron claro que el asunto avanzará sólo hasta donde ellos digan y cuando lo avalen. Están más que confiados de mover sus piezas para generar un mapa de alianzas que culmine en el 2030. Y seguro, llegado el año, argumentarán con un lenguaje afilado que ya no será necesaria la iniciativa, pues para eso está el sentido común de los ciudadanos, sus opiniones y buen juicio. Sin embargo, una ley así sería un mandato, no una opción.

Una cosa es clara como el día soleado: negaron la implementación de la iniciativa presentada por la doctora Sheinbaum sin ningún argumento, sólo acuerdos entre cúpulas partidistas para seguir unidas en las siguientes votaciones. Aquí se sacrifica todo, menos sus intereses.

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Contentos están los impresentables: Félix Salgado Macedonio −con un historial de acoso, entre otras cuestiones− y los Monreal. Pero no sólo tenemos a morenistas que se dibujan claramente, existe un añejo bagaje en el resto de los partidos políticos: “no todos, pero casi todos” en el PRI, en el PAN, en el MC, en PT y en el Partido Verde Ecologista.

El vocablo “partido” proviene del latín partiri que significa “cortado en partes”.

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