¿Quién defenderá a Mejía Berdeja?
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La maquinaria estatal se le vino con todo y en la entidad no hay un sólo liderazgo de la 4T que salga en su defensa
Ricardo Mejía Berdeja es un político experimentado, un político de profesión. Lo habré saludado un par de veces. No lo conozco ni como adversario ni como correligionario. Lo que sé de él está en los medios o lo que dicen políticos afines o adversarios, así como la comentocracia estatal o nacional.
Allá por los años noventa del siglo pasado, en Ciudad de México, me enrolé en cuantas actividades políticas juveniles tuve al alcance. Así supe por primera vez del ahora diputado federal; me platicaban de este paisano que encabezó la organización México Nuevo, escindido del Frente Juvenil Revolucionario, bajo el amparo de Luis Donaldo Colosio.
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Apoyó a Enrique Martínez, “el último gran gobernador que tuvo Coahuila”, como suele decir el diputado Mejía, validando así a los anteriores, como Rogelio Montemayor, Eliseo Mendoza y al impresentable “Diablo de las Fuentes”, y descalificando consecuentemente a Humberto y Rubén Moreira, a Miguel Ángel Riquelme y a Manolo Jiménez.
Tras la derrota de su grupo político dentro del PRI en Coahuila, arrollados por la maquinaria electoral de Humberto Moreira en 2005 y la derrota del PRI nacional en el año 2000, Mejía encontró un espacio en Convergencia, de Dante Delgado, por entonces afín a AMLO. Ahí se reencontró con viejos amigos del colosismo, como Alfonso Durazo, hoy gobernador de Sonora. Más adelante sería subsecretario con Durazo en la Secretaría de Seguridad Pública durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Su paso por la Subsecretaría de Seguridad le dio mucha seguridad política. Pero lejos de Coahuila, creyó que desde el centro podría regresar a gobernar su tierra, al estilo del viejo centralismo priista. Sin duda, equipó a sus patrocinadores, su precampaña no fue nada austera. Algo le habrá dicho AMLO que él asumió como una bendición. Pero Morena sólo tenía espacio para un candidato y no había forma de superar a Guadiana, quien llevaba más de diez años en la palestra, en algo tan básico como el reconocimiento de nombre.
Mejía decidió jugar por la libre, dividió el voto y así entregó el triunfo a Manolo Jiménez. En aquella campaña, los coahuilenses vimos a un Mejía Berdeja que no se guardaba nada. En los debates se fue con todo en contra de sus adversarios, marcó su raya y acusó a los mandos policiacos de estar coludidos con el crimen organizado y la distribución de droga.
Hoy vuelve a la carga contra los mismos mandos de seguridad pública, afirmando que Coahuila vive una “Pax Narca”; acusación grave, sin duda, viniendo primero de quien fue subsecretario de Seguridad Pública federal y ahora es legislador de uno de los partidos de la llamada 4T, la coalición que gobierna en México.
La grave acusación de Mejía le ganó la ofensiva del priismo local, quienes, para cuidar las formas y su relación con la Presidenta, mandaron a hacer el trabajo sucio a un hambriento panista deseoso de quedar bien con Manolo. Posaron para la foto en esa Fiscalía General de la República, a la que les encanta ir a los políticos a acusar a sus adversarios y en la que nunca se resuelve nada.
Seamos claros: no nos asusta la acusación, lo alarmante es cómo queda en el anecdotario de los señalamientos políticos diarios. En esta columna hemos denunciado el alto costo de la seguridad pública que hoy goza Coahuila. Muchas personas inocentes perdieron la vida durante el sexenio de Rubén Moreira. Aquí se creó la organización, ahora nacional, más importante de familiares de personas desaparecidas documentadas. Lo seguiremos denunciando y seguimos en solidaridad con estas familias. Pero lo que señala el diputado Mejía es harina de otro costal, muy grave, y el que acusa está obligado a probar.
Preguntas concretas. ¿Por qué Ricardo Mejía no hizo nada con respecto a las graves acusaciones que ahora hace mientras fue subsecretario de Seguridad?, ¿por qué no exige al Gobierno Federal que actúe contra la comisión de esos delitos federales de los cuales acusa a los mandos coahuilenses? Tema aparte, que no podemos ignorar, es su propio récord y el de sus exjefes en la SSP federal. Las cifras ahí están y son del gobierno mismo.
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Entre son peras y son manzanas, a Mejía ya le lanzaron en su contra toda la maquinaria tricolor en Coahuila, y enfrenta un fenómeno complicado: la soledad política. La maquinaria estatal se le vino con todo y en la entidad no hay un sólo liderazgo de la 4T que salga en su defensa, salvo algunos aliados que tiene en el norte del estado, el único bastión opositor al PRI. Ya lo hemos dicho aquí: no hay oposición que aguante en Saltillo. Es la especialidad de la casa: dividir y debilitar a la oposición local, mientras cortejan al poder federal.
Sea como fuere, veremos más del diputado Mejía, de eso no hay duda; se sabe defender y le gusta la polémica. Lo que no veremos es a muchos políticos coahuilenses salir en su defensa. Así pasa por estos rumbos.
Facebook: Chuy Ramírez