Saltillo: Eliminar el caos en aras de una ciudad habitable

Llamaradas de calor inundan el ambiente. Aun en pleno septiembre e iniciando el anhelado otoño, la ciudad no puede aún recibir el frescor antaño característico de la temporada.

Una gran cantidad de automóviles reptan por el asfalto. Algunos conductores toleran con paciencia las horas que habrán de circular bajo el calor sofocante de la tarde. Otros más salen disparados de no se sabe dónde y en actos criminales se echan encima de aquellos que vienen aguantando el tráfico.

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Literalmente, se echan encima: el martes 19, por enésima ocasión, el bulevar Jesús Valdés Sánchez vuelve a ser escenario de un accidente en el cual un automóvil cae encima de dos vehículos que esperaban la luz verde. El conductor iba circulando a exceso de velocidad, alcoholizado, pierde el control y cae sobre dos carros que esperaban su luz verde en el carril contrario. El viernes por la mañana, igualmente en el Valdés Sánchez, otro accidente dejó cuatro personas lesionadas por quien no respetó señal de luz verde.

Pero se sigue sin entender. Se sigue sin estrategia vial. Derivado de ello, la impunidad.

Cada día presenciamos cómo se eleva el grado de velocidad en que se está conduciendo. Se requieren medidas enérgicas y decididas, y no únicamente las temporales de cuando ocurre un accidente mortal, que alerta a una sociedad que reclama. Se aplican efímeras medidas para calmar a la gente, que duran sólo un periodo.

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Como se ha documentado en nuestro periódico, ha sido veloz también el incremento de los autos. Ello está llevando a pensar en temas como el programa de “Hoy no circula”.

Sin embargo, mientras el sistema del transporte público continúe en las condiciones en que se encuentra actualmente, opciones como ese programa pueden dejar a la ciudadanía a la deriva. Ahora, no es poco común que para llegar a los puntos de destino de quienes utilizan obligatoriamente los camiones urbanos deban hacerlo con dos horas de anticipación.

Rutas escasas y, por ello mismo, atiborradas de gente. “Algunos camiones no se detienen cuando estamos más de 8 personas en la parada, pues como no tienen suficiente espacio, pueden quedarles dos o tres lugares libres, prefieren irse a enfrentarse al resto de los usuarios que intentarían subirse al camión”, platicó una usuaria a quien esto escribe.

Las condiciones en que transitan son pésimas, expresan usuarios de distintas procedencias. Estudiantes, trabajadores, amas de casa. La velocidad tan alta de algunas rutas en específico pone en grave riesgo al pasaje.

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La estrategia para trabajar en la movilidad de nuestra ciudad debe ser integral. Si no se trabaja de este modo, se corre el riesgo de someterla a un colapso. Indispensable escuchar todas las voces, incluidos, por supuesto y en primera instancia, la de los propios usuarios. Hacer las cosas desde el escritorio es una pésima decisión en temas además tan delicados.

Asimismo, es importante que se regule la forma en que los autos están circulando. Una densa capa de contaminación se observa ya en ciertos días. Autos y empresas que entren en el paquete de mejora que las autoridades ofrezcan para la regulación en el tema de la contaminación que, por desgracia, oscurece los hermosos cielos azules característicos de Saltillo.

Decía Mahatma Gandhi que los vientos de fuera llegaran a airear la casa, pero no a destruirla. Ojalá que el arribo de empresas y con ello el aumento en la flotilla de automóviles y la demanda de muchas necesidades sea lo suficientemente bien trabajado para que Saltillo, aunque transforme dinámicas, no pierda su esencia vital. Y sea en verdad habitable.