Justamente por ello resulta necesario insistir en que la simple modificación de las leyes, o el despliegue de campañas publicitarias, resultan insuficientes para modificar la realidad de violencia que padecen las mujeres en sociedades como la nuestra, en las cuales se encuentra profundamente arraigada la idea -equivocada, por supuesto- de que la mujer es un ser inferior.