Alejandro Carmona y su autorretrato en las alturas de la Catedral de Saltillo

¿Cómo se logra una imagen tan poco usual en uno de los inmuebles más altos de la ciudad? Con una gran idea, el ingenio para ejecutarla y un poco de ayuda.

Coahuila
/ 17 agosto 2023
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Más allá de las selfies y el uso del temporizador, ¿cuántas veces el fotógrafo aparece en su propia foto? Esta es la historia de una poco usual tomada en Saltillo a más de 30 metros de altura.

Alejandro Víctor Carmona Flores mezcló sus dos oficios para lograr una fotografía, capaz de cautivar por sus peculiaridades y revelar detalles de la ciudad casi 100 años después de haber sido tomada.

Como contamos en la edición anterior de Historias de Saltillo, Alejandro era originalmente de oficio relojero gracias al negocio familiar que sus padres tapatíos, Hipólito y Gerarda, abrieron cuando llegaron a territorio saltillense en el siglo XIX.

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También narramos que se volvió fotógrafo teniendo como inspiración vender postales locales, consiguiendo formar una colección de casi 330 fotografías integradas por inmuebles, vialidades y personas en calles o espacios públicos.

Fue gracias a la relojería que Alejandro pudo acceder a las partes más altas de la Catedral de Santiago Apóstol, localizada en la actual manzana del callejón Santos Rojo y las calles Nicolás Bravo, Benito Juárez y Miguel Hidalgo, en la Zona Centro.

Resulta que el nacido el 7 de marzo de 1890, era el encargado de dar mantenimiento al reloj de la Capilla del Santo Cristo, edificio religioso aledaño a la Catedral, y cuyas fachadas y techos están conectados.

Fue ese el escenario escogido por Alejandro para idealizar su autorretrato probablemente captado después de 1930, cuando dejó la relojería para crear su estudio fotográfico.

El sitio específico es en la parte derecha de la Catedral, si la viéramos de frente, por el sector donde hoy está el bautisterio y la puerta lateral.

Curiosamente, no hay muchas fotos de Carmona, por lo que su evidente intención de aparecer en esta imagen le da aún más trascendencia.

LOS SECRETOS DE LA FOTO

El ángulo de la imagen, tomada de poniente a oriente, muestra que la cámara y el tripié posiblemente se colocaron en la esquina de la cornisa del campanario de la Catedral, para estar al mismo nivel de Alejandro ubicado metros más adelante, cercano a la cúpula y en la orilla del techo.

A inicios del siglo XX no existían los temporizadores como hoy los conocemos en los dispositivos digitales, con sus tres, cinco y hasta 10 segundos para dar oportunidad a que las personas se acomoden frente al lente.

Mucho menos se tenía la opción de contar con un control remoto que diera la indicación a la cámara. Entonces, ¿cómo hizo Alejandro para lograr el autorretrato?

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En el texto “Alejandro Carmona, el fotógrafo que capturó la belleza del Saltillo del siglo XX en postales”, narramos que para concretar algunas tomas solía apoyarse con dos de sus nueve hijos, Roberto y Carlos.

Su nieto, Carlos Gerardo Carmona, tiene la hipótesis de que alguno de ellos dos debió soltar el disparo por indicación de su abuelo para lograr la foto del autorretrato en la Catedral.

Claro, una vez que el fotógrafo resolvió todas las cuestiones técnicas como el encuadre, apertura y obturación. El primero, relacionado a qué se ve en la foto, y los segundos dos al manejo y control de la luz.

Las pocas sombras que se captaron, indicarían que el clic se llevó a cabo en una hora no muy lejana al mediodía.

Sobre la postura de Alejandro, está de frente hacia el sur y de espaldas al norte. Como si hoy estuviera mirando con dirección al Casino de Saltillo, vecino de la Catedral desde 1895.

Deja ver un rostro serio, con un bigote que le destaca sobre el resto de las facciones y el gesto fruncido de cuando uno se enfrenta al sol.

La pierna izquierda está recargada y doblada sobre una figura de cantera de la fachada. Su mano izquierda se apoya en esa misma pierna, mientras que su pierna derecha es su sostén principal en el techo. El resto del peso lo distribuye con ayuda de su mano derecha, puesta encima de otra figura.

Su vestimenta es un sombrero de copa baja, curva y ala plana, saco abierto, chaleco, camisa de cuello alto, pantalón y zapatos.

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Respecto al resto del entorno, donde inicia la estructura de la cúpula se aprecian cables de electricidad que atraviesan el techo y descansan sobre una base de madera.

Al fondo, el valle de Saltillo, con apenas unas casas dejándose ver a lo lejos. Y en último plano, la Sierra de Zapalinamé.

Por el costado izquierdo de la imagen se alcanza a ver un letrero con mayúsculas: “PENIT..”, aunque incompleto, se podría pensar que se trata de la penitenciaría, donde Alejandro también llegó a laborar como el fotógrafo oficial de los reos durante su proceso de ingreso.

Tendríamos que entrevistar al mismo Carmona, fallecido en 1958, para saber qué lo llevó a pensar y elegir esa foto, por qué la Catedral y no cualquier otro edificio, calle o parque.

Y si bien la conversación con él quedará pendiente, una manera de comunicarnos es a través de su legado del Saltillo antiguo, sus fotos.

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