Quedan vacíos los sepulcros de grandes metas juveniles. Las ilusiones que estaban muertas han resucitado. Los sueños cancelados despiertan a la realidad. La Pascua es paso de muerte a vida
No es un organismo vivo, sino un producto de tecnologías cada vez más perfeccionadas, hasta lograr la impresión de que el artificio piensa, entiende, selecciona y decide
No es fácil poder predecir cada año cuando se va a celebrar la Semana Santa, este se debe a que el Año Litúrgico no se ajusta al año solar, sino al ciclo lunar
El tiempo pascual son cincuenta días de entusiasmo, de júbilo, de regocijo y de sorpresa, en que se estrena esa forma de vivir que definió Pablo de Tarso cuando dijo: “Ya no soy yo el que vivo, sino Cristo es el que vive en mí”.
El aumento poblacional y los negocios accesorios de múltiples servicios impulsarán la urbanización y continuarán la conurbación regio-saltillense a lo largo de la carretera sal-món y de las vías del ya soñado tren “saltamonte” de pocas curvas y varios túneles.
El desafío ha sido ingenieril para lograr la domesticación de esa bestia solapada frente al perfil azul de la sierra vecina, siempre dispuesta a hacer patinar sorpresivamente a quienes ya se alegraban de ir llegando a la ciudad de los sarapes, el cabrito, el pan de pulque y la cajeta de membrillo.
La misa se realiza a oscuras mientras los fieles velan a Cristo que murió el Viernes Santo, con velas y cirios hasta que la resurrección de Jesús traiga de nuevo la luz
Tanto la decoración como la búsqueda de huevos de Pascua regresa a la Casa Blanca después de dos años en el que fueron interrumpidos por la pandemia de COVID-19. La búsqueda de huevos se remonta a 1878.