El título no se refiere a ese amado discípulo de Jesucristo que fue Lázaro de Betania, el hermano de Marta y María, familia cuyo hogar visitaba el Salvador en el camino de Jericó a Jerusalén encontrando refugio, paz y armonía, lejos de los airados fariseos que buscaban motivos para matarle, este buen Lázaro es aquel en quien se hizo realidad uno de los milagros más grandes de Cristo que fue resucitarlo después de la muerte, según lo refiere San Juan, el único evangelista que relata el milagro de Lázaro.