Murieron los dos el mismo día... Ambos se presentaron a juicio ante el supremo tribunal. El lavaplatos fue absuelto; el que hizo la catedral fue condenado
Dios hizo para sus criaturas el acto del amor, de modo que mediante él perpetuaran la especie, gozaran la dicha de su unión, se acompañaran mutuamente y juntos hallaran el camino de la felicidad
No me importó –declara–. Es de caballeros arruinarse por una dama. Yo he bebido quizá un trago de más, y pienso que tal cosa no es de caballeros, sino de pendejos
Otra vez el borbollar de la olla en el fogón pone música a la conversación de sobremesa. Doña Rosa, la mujer de don Abundio, cuenta uno de los decires de su esposo
La ventana está cerrada. Abajo pasa por la calle un cortejo funeral. Pocas horas después le llega un telegrama. Ha muerto un familiar cercano muy querido