San Pedro lo recibió con alegría, pues siempre lo admiró, y de inmediato le abrió la puerta de la morada celestial. Le dijo: Se acerca el juego entre nuestro equipo y el del infierno. ¿Aceptarías pichar para nosotros?
Los libros de la Ilustración, sobre todo los de Rousseau y Voltaire, prohibidos por la Inquisición en el reino de la Nueva España, daban a quienes ocultamente los leían olor a especias orientales.
El domingo pasado fuimos a la sierra y buscamos bajo los pinos esta amable hierba de flores amarillas con la cual se hace un té que sabe y huele a bosque.
Que los años nos inclinen y doblen por el peso del abundante fruto que llevamos, no por la fatiga de una inútil carga de egoísmo, de mezquindad y resquemores
Si llego a leer esos versos los pondré aquí para probar dos cosas: que los poetas saben más que los geómetras, y que el amor hace que dos se vuelvan uno y lleguen juntos hasta el infinito.